Reseñas Caprichosas – «Un método del mundo» de Mariela Gouiric: víctimas con onda

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Los poemas de Un método del mundo (Blatt & Ríos, 2016) de Mariela Gouiric vienen con una fuerte apuesta: escribir sobre temas modernos sin caer en los lugares comunes y vicios de la contemporaneidad.  Con un estilo potente, directo y que coquetea con lo narrativo, Gouiric hace de su poesía una herramienta dulce para hablar de los que muchas veces pierden; esas víctimas con onda que en vez de lamentarse crean, denuncian y buscan la felicidad.


Sobre la autora

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Mariela Gouiric nació e Bahía Blanca en 1985 y actualmente vive en la Ciudad de Buenos Aires. Es Profesora de Artes Visuales y en 2013 fue becaria del Centro de Investigaciones Artísticas (CIA). Publicó los libros Tramontina (Vox, 2012); Botafogo (Eloísa Cartonera, 2014); Decime qué se siente. Se siente hermoso(Belleza y Felicidad, 2014), Pensaba que no había un paisaje pero  (Belleza y Felicidad, 2014) y Un método del mundo (Blatt & Ríos, 2016)

 

(Leer nota relacionada: ¿Qué es la poesía? #17 – Mariela Gouiric: “Escribir poesía es como una buena piña: cortita y al hígado”)


Víctimas con onda

La poesía suele ser un campo minado de lugares comunes y las corrientes actuales muy pocas veces esquivaron esos vicios recurrentes. Sin embargo, Un método del mundo (Blatt & Ríos, 2016) de Mariela Gouiric podría considerarse esa excepción que hace a la regla. Con un estilo propio y una voz personal, la autora escribe sobre lo que pasa ahora sin usar las recetas gastadas de lo contemporáneo.

«Somos víctimas con onda» sostiene Gouiric en uno de sus poemas y es, quizás, uno de los hilos conductores que enhebra a todo el libro. Jugando con distintos registros, frases y expresiones propias del mundo de la oralidad, la autora inventa una mezcla potente entre poeticidad y denuncia, sin recurrir a poemas panfletarios ni versos abstractos que se alejen de lo que realmente se quería decir.

Y si la mayoría somos de los que perdemos más de lo que ganamos, Un método del mundo no engaña con su título y nos propone exactamente eso: una forma de afrontar los problemas desde el amor y una especie de dulzura de doble filo, dispuesta a decir las cosas por su nombre sin más vueltas, para convencernos que con esa misma onda «se puede levantar/una ciudad en ruinas».


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Gouiric, además, demuestra en este libro su comodidad para moverse dentro de la amplia avenida que puede ser la poesía. Entre poemas de más de 10 hojas y otros que no llegan a la media carilla, la autora parece insistir en que no hay fórmulas ni pasos a seguir dentro de la poesía, que cada poema tiene su propio tiempo, su propia voz, y que los lugares comunes hay que dejárselos a la vida, que ya tiene de sobra.

Las personas, los objetos, los paisajes, todo es parte de un decorado intencional y cargado de sentidos que Gouiric no escatima en mostrar. Incluso las situaciones que tienen su pie en la actualidad trascienden esa contemporaneidad y se entregan al juego poético en Un método del mundo, que no es otra cosa que un libro ideal -además de los obvios lectores de poesía- para los que nunca se animaron al género.

(Leer nota relacionada: ¿Qué es la poesía? #8 Mariano Blatt: “La poesía para mí es un hecho textual”)


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