8 poemas para el #8M: maldecimos tu imperio para poder hacerlo caer

por
Invitame un café en cafecito.app

En un nuevo Día Internacional de la Mujer y en el contexto del Paro Internacional de Mujeres, ochos poemas feministas que muestran la potencia literaria de la escritura cuando se corren los velos de una sociedad patriarcal. A partir de distintos registros, estilos y generaciones, la poesía tiene mucho para decir y aportar a la lucha de género. A continuación, ocho poemas para visibilizar el patriarcado y convertirse en el grito de las que no tienen voz. 

Por Gabriela Clara Pignataro*


1 – Hechizo de W.I.T.C.H.
W.I.T.C.H. Conspiración Terrorista Internacional de las Mujeres del Infierno

Doble, burbuja, guerra y escombros.
Cuando te enredas con mujeres te metes en líos.
Somos condenadas por asesinato si se planea un aborto.
Condenadas por vergüenza si no tenemos un hombre.
Condenadas por conspiración si luchamos por nuestros derechos.
Y quemadas en la hoguera cuando nos levantamos para luchar.
Doble, burbuja, guerra y escombros.
Cuando te enredas con mujeres estarás en líos.
Maldecimos tu imperio para poder hacerlo caer.
Cuando te enfrentas a una e nosotras ¡te enfrentas a todas!

Pasa la Palabra, Hermana.


2 – «Blue Velvet»  Susana Villalba

Ganas de perderse ella revelación de sumarse a otra presencia saberse ajena de cortarse
en una mueca distraída sentarse a ver el mar hundiéndose salvarse e una noche fatal mostrarse despiadada cantando ásperamente irritar agujas de balanza simular una cuerda parra darse grave levantarse desangrada clavar estaca en corazón de nadie posarse en un alambre a dar ni la hora recordar que esta matado ponerse pieles de otros asnos a su modo sagaz de retorcer el rizo cuando ríe colorada pintarse con tiza las paredes graffiti con un novio pasearse por palermo a ver botellas sin pasaje subirse a un tren en marcha declararse y sentarse ante tijeras y figuras sacarse en una rifa regalarse de vez en cuando un chocolate beberse un frasco de Pessoa y convertirse en la bestia que pasea su talle pavonearse realmente trasladarse hasta retiro a ver ragamonedas nuevos de New York el pelo rubio se pone tragacanto azul y pergamino de Prusia en el sombrero un retro que la mueve hacia el tic de terciopelo añorarse en otros ojos ganas de perderse


3- «La mitad abierta» – Carla Sagulo

Como nube herida,
llega a mi ventana
de los techos una gata:
viene a decirme
que soy ella
también,
en la tormenta

y como a mis huesos,
casualmente,
se les ha dado por temblar,
y a mi cabeza por pensar
la muerte,
yo le creo,
le creo y le abro
y me abro así
un tajo:

en el reflejo soy ahora
un solo ojo,
un solo hombro,
un gesto hachado

y en la mitad abierta,
venido de la noche,
descalzo y blanco,
un animal entero.

*de Toro. (Nulu Bonsai, 2016)



4 – «La música entra y me avisa» – Melisa Papillo

El primer sentimiento de mi vida funda
la génesis de una cadena
de otros sentimientos.

El miedo
a todo lo que estuviera fuera de mí
y sobre todo dentro.

En la plaza suena la murga
la gente que vive en mi casa pide silencio,
sin embargo la música entra y me avisa
que es momento de bailar.

Ya no es más el tiempo
de intentar ser siempre la preferida,
esa que tiene una fe crédula
previa a toda herida.

*de la Mecánica de los días. Editorial Simulcoop.


5 – «Otra vez la cruda tarea a mi cargo» – Juana Bignozzi

otra vez la cruda tarea a mi cargo
de no aceptar los acuerdos
no aceptar este destino de joya de tu soledad
otra vez la cruda tarea de decir
tu final no va a ser mi final
ser el mundo entero en una vida es demasiado trabajo
para una mujer un poco mayor con citas dispersas en varias ciudades
que ya aprendió a no confundir
el dolor con la vida y la pasión con la propiedad
*
Vuelvo a pintar las flores de mi juventud

vuelvo a pintar las flores de mi juventud
vuelvo a ver el amanecer
sin temor
ya nunca nadie podrá decirme éstas no son horas
veo amanecer como una mujer no como una joven temerosa
de la ley tu ley
el acero de esta luz para una mujer sola
que no debe temer sino decidir



6- Sin título – Graciela Cros

Soy una bestia anfibia de la A a la Z
Soy un techo a dos aguas
De día /ando/ en la tierra
De noche /nado/ crawl
surco los mares
Mi pasión está intacta:
Construyo artefactos argento-patagónicos
mapuche-sudaqueses.
Soy mi Reina y mi Obrera.
La dueña de este nicho.

*de Libro de Boock (Ediciones en Danza, 2004)


7 -«Flor carnívora» – Laura García del Castaño

Esta es la planta que deseaba ser
Esta es la planta que necesitaba ser.
La que nacería a la izquierda de todo,
así como la muerte.
Todo lo que florece ronronea, muestra su tallo,
enseña su cuello de cisne, anhela estrangularse.
Quién querrá comer mis frutos
Quién querrá ensuciarse
Chorrearse con sus jugos.
Quién me exprimirá, quién desea estrangularme.
Quién me sumerge en lo helado
para conservar mi última agonía
Quién lee en sus hojas mi destino.
Cuántos hijos hay
Bajo qué sombra descansa mi sombra
Soy planta acariciada por la niebla.
Soy planta que acaricia la rugosidad de tu sexo,
la rugosidad de tu tronco tan dentro de mi muerte
Húmeda y silvestre.
Árbol feroz de raíz silenciosa,
árbol feroz en maceta diminuta que revienta.
Mujer dócil sin espinas
A quién daré sombra?
Qué veredas levanto?
Quién desea estrangularme?

*de El sueño de Sara Singer


8- «Esta es la lanza» – Gabriela Clara Pignataro

Ahora
que la riestra de pólvora enemiga
encarama la calle
como maleza rastrera
que cuartea los malvones, desangra
y la savia alimenta a las hormigas,
como diente de marfil
en el cuello del magnate
como naufragio anunciado
por el servicio metereológico
ahora,
que nuestros nombres han sido cantados
(tarde o temprano),
que el milagro sólo ocurre
a los mártires siempre limpios
dignos de la clave de su dogma
los premios y las condecoraciones
cabezas brillantes laureadas
resplandecientes
faros de poder
en esta galaxia de hambreados.

Ahora, soñamos
toda Roma en llamas
los cascos como plumas enardecidas
en la cola de un dragón demente
el humo, balconada de una vera del río
toda Birmania elevada
una falla de la selva, marea
azafrán atestando la milicia,
toda sierra maestra
es una mujer zacateca clareando
la mañana más luminosa
pasando la montaña de trenzas
y tapices sagrados,
ahora, que sabemos
que ni origen ni pecado ni cadena
ni costilla ni moisés ni talón:
todo el peso de la historia
la fábula constrictora
en la nuca de los pueblos,
la fusta del amo autoproclamado
repica bífida y serpentea
los lobos pierden su olfato
la boca del bosque se confunde
en pozos ciegos
dónde refulgen metales asesinos,
los perros amordazados en las casas
son alejados de su ancestro.

Ahora,
ésta es la lanza
la lengua molotov
la pupila en la espalda
el mapa dónde cae el horizonte
la renuncia al espejismo
el puma siempre oculto
el aguará solitario y sediento
la guerra contra el designio:
las naciones-cuerpo alimentarán
las naciones-espíritu
y así será
la supura cristalizada de los tesoros
el progreso prístino de las ideas
intocables
exclusivas
adelantadas dis tan cia d a s
entonces lejos, atrás, cercado
el parque de los magnolios
que portan la insurgencia del verano
perseguida
la bacteria de lo popular
que crece y se hace fuerte
en la memoria residual, latente.

En un valle de diestros
usaremos al revés las armas:
el desprecio que nos regalan
será la distancia ganada,
el tiempo de ventaja
en el pecho de nuestros caballos
cruzando la línea de fuego
con las crines intactas

ésta es la lanza
una anémona de helio
cruzando la noche en destellos
el cadáver de un satélite que late
un buen augurio
un presagio
a la velocidad de luz
que aún no se ve.

Vendrán las lluvias suaves
alguna vez.

Esta es la lanza

Bis

Una mujer grita en una fiesta
una mujer cosecha en la montaña
una mujer canta al pie de un abismo
una mujer se cubre la boca y la nariz
con un pañuelo
una mujer acaricia un colibrí
una mujer prende fuego las cruces
que le colgaron
una mujer cabalga de espaldas
saluda a un puma detrás del monte
una mujer hace un círculo de sal
y mira las estrellas
una mujer arroja al agua un manojo de células
que no tienen el nombre de su deseo
una mujer astilla mil pantallas
una mujer abre una ventana
una mujer cierra una puerta
una mujer baila desnuda
una mujer entra en el río
una mujer conjura las mareas
una mujer abraza el peso de su cuerpo
una mujer trenza su pelo, cae un rayo

Hermana,
la tormenta que se aproxima
somos nosotras centelleantes,
estamos en camino.
*
Esta es la lanza
Doble, burbuja, guerra y escombros.



También te puede interesar

5 libros para pensar la visibilidad lésbica en la literatura
No servís más: 7 poemas de mujeres que se cansaron del patriarcado
La literatura argentina y 5 libros para deconstruir el patriarcado
Leer la diversidad: 10 libros LGBTIQ argentino
Sos la única a la que se lo dije: 5 poemas sobre la maternidad que muestran su lado negativo

TE PUEDE INTERESAR