«Si piden reconciliación es porque asumen que son culpables»: Massot y Etchecolatz, unidos por el perdón

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Mientras este fin de semana se viralizaron las imágenes del genocida Miguel Osvaldo Etchecolatz en las calles de Mar del Plata, cuando debería estar cumpliendo su prisión domiciliaria en la casa, Nicolás Massot, sobrino de un cómplice de la dictadura cívico-militar volvió a pedir por la reconciliación en una entrevista que salió el domingo 21 de enero en el diario Clarín.



Nicoás Massot es diputado nacional por Córdoba y presidente del bloque del PRO. También, es sobrino de Vicente Massot, uno de los cómplices de la dictadura cívico-militar, en su rol como propietario y director, durante el accionar genocida, del diario de la localidad de Bahía Blanca La Nueva Provincia. Con este antecedente familiar, Nicolás Massot hace un nuevo pedido a la reconciliación nacional y al perdón sobre lo sucedido durante el genocidio.

En el año 2017, se logró una histórica condena en Bahía Blanca, en la que, además de condenar el accionar de distintos genocidas se ordenó al diario La Nueva Provincia rectificar la información falsa que difundió sobre algunas víctimas de delitos de lesa humanidad durante el genocidio. Es decir, que en las publicaciones debió modificar “enfrentamiento” por delitos de “lesa humanidad”. A pesar de eso, Vicente Massot sigue sin ser juzgado por haber participado del secuestro y posterior asesinato de dos obreros gráficos del diario.

(Leer nota: Juicio por lesa humanidad en Bahía Blanca: 21 genocidas condenados a perpetua)

«Lo que pasó en la Argentina es lo que pasó. No la visión que cada uno tenga de los hechos. Creo que lo más importante, y retomando el desafío de la generación nuestra, es poder cerrar los capítulos para poder avanzar como sociedad. (…) Significa cerrarlos como corresponde, entendiendo lo que pasó y pasar lecciones en limpio para no repetirlo nunca más. Lo que no puede pasarnos, y no le pasa a sociedades que han vivido situaciones como la nuestra, es que generaciones que ni siquiera vivimos esa época tengamos que seguir dedicándole el tiempo que tendríamos que dedicar a los combates de la actualidad«, señaló Nicolás Massot en la entrevista con el diario Clarín.



«El desafío es superar ese capítulo con mayúscula, que implica no sólo memoria, justicia y verdad. Es también perdón (…) Pero creo que con los años 70 hay que hacer como en Sudáfrica y llamar a la reconciliación», manifestó Massot, entre otros fragmentos destacables de la entrevista. Cuando el diputado habla de reconciliación y de ocuparse de los «problemas» del presente, olvida que los militares como los cómplices civiles -como su tío- siguen cometiendo delitos de lesa humanidad, por ejemplo: mantienen el silencio sobre dónde están los bebés que fueron apropiados al nacer y aún continúan con otra identidad.

En este sentido, el camino iniciado por el gobierno de Mauricio Macri desde su llegada al poder sigue firme por el camino del negacionismo, el olvido, el perdón y la reconciliación. Todos estos son sinónimos de impunidad. Impunidad que sigue imperando a más de 40 años del inicio del genocidio, principalmente, para los cómplices civiles de la dictadura que, en la mayoría de los casos, siguen sin ser juzgados por su rol.

(Leer nota: El curro de atacar la lucha de los Derechos Humanos)

En un duro comunicado de la agrupación H.I.J.O.S. Capital le respondieron a Nicolás Massot y exigieron «juicio y castigo a todos los genocidas y a todos los partícipes civiles». En relación a los cómplices civiles señalaron: «No fue sólo una participación para beneficiarse económicamente: fueron parte de la posibilidad de que esos delitos de lesa humanidad se cometieran (…) Repasemos: cúpula de la Iglesia, empresarios, corporación judicial, embajadas (como la de Estados Unidos), entre otros. Así, por ejemplo, en Jujuy fue Blaquier el partícipe civil con su empresa Ledesma para perseguir y desaparecer a trabajadores/as y estudiantes. En Bahía Blanca fue Vicente Massot el que participó para el secuestro y posterior asesinato de dos obreros gráficos de La Nueva Provincia»

Para el organismo de Derechos Humanos, Massot pide reconciliación para «ese otro Massot, su tío». También repasaron nombres de cómplices civiles que siguen impunes: «Fue Magnetto quien se robó Papel Prensa con Mitre, Herrera de Noble, Martínez de Hoz y otros. Fue Marcos Levin con La Veloz del Norte quien también participó. Fueron Duret, Romano y otros integrantes de la corporación judicial. Fue la cúpula de la Iglesia, con Von Wernich, Graselli y otros, quienes participaron. Sí: la Iglesia también fue la dictadura. Pero sigue «reconciliada» con sus culpables y jamás expulsó a Von Wernich, a pesar de tener condena firme».

«Ser partícipe de delitos de lesa humanidad significa decidir cometer delitos de lesa humanidad. Eso hizo el tío del «joven» Massot, a quien el funcionario macrista defiende y para quien pide la «reconciliación» (…) Salvo excepciones, los partícipes civiles del terrorismo de Estado están impunes. Caminan por las calles. Médicos, jueces, integrantes de la Iglesia, empresarios, impunes. (…) Si piden «reconciliación» es porque asumen que son culpables (…) Como funcionario público, el «joven» Massot debería exigir que su tío y otros rompan los pactos de silencio y digan dónde están los cuerpos de los desaparecidos y quiénes tienen a los nietos/as apropiados», denunciaron fuertemente desde H.I.J.O.S.



Frente a un nuevo pedido de impunidad, el reflejo más concreto se vio en Mar del Pata. Mientras el proceso judicial aún no ha logrado memoria, verdad y justicia en toda su complejidad sobre el horror vivido en el genocidio, una de sus caras más representativas, y que hace pocas semanas obtuvo su prisión domiciliaria, fue fotografiado por las calles de la ciudad sin custodia uniformada, sin esposas y en una camioneta sin identificación. Sí, el genocida Miguel Osvaldo Etchecolatz puede pasearse por calles llenas de turistas porque el contexto político de negacionismo y reconciliación lo avala y los funcionarios actuales, como Massot, lo festejan.

Sin embargo, las organizaciones y familiares ya respondieron desde 1983 hasta la fecha de forma contundente: «No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos», porque el plan sistemático genocida sigue propagando sus secuelas hasta el día de hoy. La reconciliación nunca va a ser posible mientras sigan defendiendo el accionar represivo para implementar un nuevo modelo económico y sigan cometiendo el mayor delito que es el silencio sobre las personas apropiadas y el paradero de los cuerpos de los desaparecidos.



 

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