Las justificaciones de los abusadores en el rock: «Pero si vos ya sabías que soy un violador»

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En las últimas semanas, los casos de abuso y violencia de género en el rock nacional fueron noticias protagónicas: desde el segundo rechazo por parte de la justicia al pedido de excarcelación de Cristian Aldana, cantante de El Otro Yo, procesado y embargado por 2,5 millones de pesos por abuso, violación y corrupción de menores, hasta el llamado a indagatoria a Gustavo Cordera, por sus machistas y violentas declaraciones, donde aseguraba que algunas mujeres “necesitan ser violadas” para dejar de ser “tan histéricas”. Ahora, la última novedad es la reaparición de Miguel Del Pópolo (cantante de La Ola que Quería ser Chau) vía Facebook desmintiendo las acusaciones en su contra y la respuesta de una de las denunciantes. 


El machismo y la violencia en el rock es, en la actualidad, una de las problemáticas más discutidas en nuestro país. A los nombres anteriores se suma el de Cristian «Pity» Álvarez, cantante de Viejas Locas,  que, en octubre de 2016, fue denunciado en la comisaría 48ª de Villa Lugano por haber golpeado y privado de libertad a dos mujeres que trabajaban con él en la organización de uno de sus shows. La denuncia también había sido realizada en la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de la Nación.

El último hecho de esta secuencia fue la reaparición de “El Migue”, cantante de La Ola Que Quería Ser Chau. Ocho meses atrás, José Miguel Del Pópolo había “desaparecido” de las redes sociales, cuando Mailén Frías lo había denunciado públicamente por violación, abuso y violencia, y acusado, también, de tener pornografía infantil. Tras la denuncia de Mailén y de otras dos mujeres que al escuchar su testimonio se animaron a hablar de su propia experiencia con el cantante, “el Migue” cerró todos sus perfiles de las redes sociales, incluyendo el de la banda, y se llamó al silencio hasta la semana pasada. 

En su extenso posteo en Facebook, José Miguel Del Pópolo no hace referencia a ninguna de las otras denunciantes, y pareciera dar a entender que una violación deja de ser violación cuando se trata de una pareja, creencia que prospera en algunos discursos machistas de los más arraigados en nuestra cultura y que no toman en cuenta los factores de manipulación física y psicológica.

El viernes 13 de enero,  el cantante reapareció y habló a través de su Facebook y de la fan page de la banda, al igual que hizo Cristian Aldana después de haber sido procesado. Del Pópolo aseguró que las pericias forenses prueban su inocencia y que las relaciones mantenidas con Mailén fueron siempre de mutuo consentimiento, obviando las declaraciones de la joven en el video publicado en abril de 2016. En él, ella relataba: “En todo momento yo lloraba y le pedía por favor que no lo hiciera y él me decía que eso le excitaba mucho más, que yo tuviera miedo y que yo llorara”.


la ola


En su extenso posteo en Facebook, José Miguel Del Pópolo no hace referencia a ninguna de las otras denunciantes y parece dar a entender que una violación deja de ser violación cuando se trata de una pareja, creencia que prospera en algunos discursos machistas de los más arraigados en nuestra cultura, y que no toman en cuenta los factores de manipulación física y psicológica. Ante esto, Mailén no se quedó callada y dio un breve reportaje a Matria, el suplemento de género de Orilla Sur. Allí cuenta que se elevó un acta contra la psicológica forense que interrumpió su declaración para explicarle a ella y a otras denunciantes que “una violación es que te agarren en una esquina, te llevan a un lugar oscuro y te obliguen a tener relaciones sexuales”.

El discurso de Migue, como el de Cristian Aldana y el de Gustavo Cordera, no hacen más que evidenciar un machismo arraigado en lo más profundo de nuestra cultura. En todos los casos se repite esta idea de que “si la mujer era su pareja, entonces no es violación” y que, por el contrario, “ella es una histérica”, como bien lo deja expresado Cordera.

El discurso de Migue, como el de Cristian Aldana y el de Gustavo Cordera, no hacen más que evidenciar un machismo arraigado en lo más profundo de nuestra cultura. En todos los casos se repite la idea de que “si la mujer era su pareja, entonces no es violación” y que, por el contrario, “ella es una histérica”, como bien lo deja expresado Cordera.  Como si una mujer, por decidir establecer una relación con un hombre, estuviera firmando un pacto silencioso que le cediera a este último el derecho de hacer, poseer y deshacer con su cuerpo lo que quiera, porque “si estamos de novios entonces es MUTUO CONSENTIMIENTO”.


abuso no prescribe

Foto: Julieta Lopresto Palermo para Marcha Noticias


Como si ese mutuo consentimiento que pareciera aceptarse al decidir establecer una relación de cualquier tipo con alguien acallara los pedidos de las víctimas, cuando dicen que no quieren estar ahí, que no quieren mantener relaciones, pero alguien las obliga a mantenerlas de todos modos. Como si todas estas justificaciones estuvieran advirtiendo «pero si vos ya sabías que era un violador».

El machismo y la violencia en el rock es una microexpresión de un machismo mucho más amplio, arraigado en todos los sectores de la sociedad. Su visibilización evidencia la lucha de todas las mujeres que, ya sea desde el feminismo o desde la toma de conciencia desde cualquier otro lugar, encabezaron un movimiento imparable para deconstruir la cultura de violación y desnudar la cara más violenta del machismo en Argentina.


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