Reseñas Caprichosas – «Flechas lanzadas desde ninguna parte» de María Lucesole: el diario como excusa para la poesía

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En Flechas lanzadas desde ninguna parte (Lomo, 2017), un cuaderno en formato de diario, María Lucesole observa, desde una poética particular, un mundo cotidiano y que a la vez le resulta ajeno. Es un libro lleno de comienzos y de finales: viajes, regresos, trabajos nuevos, renuncias, etapas que terminan. Y es, también, un conjunto de reflexiones lanzadas como flechas hacia algún lugar.

*Por Tamara Grosso


Sobre la autora

maria lucesole

María Lucesole nació en Lobos (Buenos Aires) en 1988. Publicó la novela corta Irse (Campotraviesa, 2011), y los libros de poemas: Las plantas verdes de los veranos (Tammy Metzler, 2014), El primer color de la noche (Nulú Bonsai, La fuerza suave, 2015) y En todas las cosas la niebla (Gigante, 2016). Codirige desde 2014 la revista de poesía Campotraviesa.

 


El diario como excusa para la poesía

En la contratapa de Flechas lanzadas desde ninguna parte -un cuaderno de María Lucesole- (Lomo, 2017), Inés Acevedo apunta: «reverberación y transverberación, de esto tratan estos diarios». Estas notas, fechadas a modo de diario y ordenadas de forma cronológica, pueden leerse como eso, pero también como poemas en prosa que captan el mundo desde una mirada particular y lo narran con una voz totalmente propia.

Los diarios de María Lucesole llegan a Buenos Aires y vuelven a abandonarla, comienzan trabajos nuevos y los dejan, emprenden un viaje y regresan de él. Incluso se ensaya en el cuaderno el comienzo de una novela. Pero el secreto que le da forma a este libro es que se trata de sucesos que no están contados en clave narrativa sino poética. «La vida está dividida en etapas o capítulos que a la vez se relacionan entre ellos», escribe Lucesole en la segunda entrada de estos diarios, y así puede entenderse el resto.


maria lucesole


En esa dirección, cabe destacar que hay una mirada muy particular en la poética de Lucesole. «La adoración por la luz es lo que mueve estas páginas», escribe Acevedo sobre estos textos, y así es: hay un modo selectivo de iluminar ciertos aspectos de la cotidianidad, y también ciertos aspectos de la reflexión sobre esa cotidianidad. A veces es la observación de una planta que puede verse desde una ventana y sobre el sol del día que se mueve sobre ella, a veces una referencia literaria, o el resumen de un día de viaje, pero siempre estos detalles que se iluminan desde el texto son disparadores para algo más, como si cada uno fuera una pieza que encastra con las demás.

Flechas lanzadas desde ninguna parte es un cuaderno, un diario, un ejercicio poético. Y, por último, es un libro lleno de preguntas y revelaciones -que tal vez son lo mismo-. «Escribo a veces como una extranjera que todavía no regresa a su patria. ¿Cuál es su patria? ¿Por qué no regresa?», se cuestiona la autora. «Cuál es la diferencia, a fin de cuentas, entre una escritora y una matemática. Las dos quieren volver a crear el mundo mediante una religión en la que casi nadie cree», plantea. Como esos ejemplos, abundan en estos textos muchos otros: preguntas y respuestas que sorprenden en el medio de una lectura tranquila, como flechas lanzadas desde ninguna parte.


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