El #1A y el doble discurso de los medios: las marchas «buenas» y las marchas «malas»

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Durante la tarde y noche del sábado 1 abril tiene lugar una convocatoria en apoyo al gobierno de Mauricio Macri y la alianza Cambiemos. La movilización se autodenominó «Marcha por la democracia», bajo el pedido de «dejar gobernar» y «darle tiempo» a los funcionarios para solucionar los problemas del país. En los medios hegemónicos de comunicación, se hizo especial foco en la presencia de familias y personas que llegaron voluntariamente. ¿Hasta qué punto se puede llegar a estigmatizar la protesta social?


Desde las redes sociales se empezó a convocar al #1A, movilización autodenominada «Marcha por la democracia», en apoyo al gobierno de Macri. Con una presencia de personas que sorprendió hasta a los espacios más cercanos a la alianza Cambiemos, el tratamiento mediático desnudó, una vez más, el cinismo y el doble discurso de muchos comunicadores sociales que no hacen más que demonizar la protesta social.

«Mucha gente caminando por su cuenta», «es increíble la cantidad de familias que hay presente» y «muchos se acercan a nuestro micrófono para repetirnos que nadie les pagó un choripán ni les dio plata para asistir a la marcha» son algunas de las frases que se pudieron escuchar en loop en la cobertura del canal Todo Noticias (TN) del Grupo Clarín. Para las 19 hs., según informaba la policía de la Ciudad de Buenos Aires, la cantidad de gente en Plaza de Mayo y alrededores era de 25.000 personas, aunque se estima que fue un número aún mayor.

«Muchos se acercan a nuestro micrófono para repetirnos que nadie les pagó un choripán ni les dio plata para asistir a la marcha», se podía escuchar reiteradamente en la cobertura de TN

La presencia de banderas argentinas, la entonación del himno y otros símbolos patrióticos eran la mayoría de las manifestaciones que se podían ver. «Marcho por las instituciones de la patria», «Vengo a defender a un presidente constitucional de los sindicatos», «Es una vergüenza lo que estamos viviendo, hay que defender la democracia», son varios de los testimonios recogidos por los movileros de TN. Insistimos: cada 10 minutos se reforzaba que nadie «trajo a estas personas a la marcha»

Ahora bien, la presencia de familias y gente autoconvocada no es algo nuevo en ninguna movilización, sobre todo si tomamos en cuenta la Marcha Federal Educativa del miércoles 22 de marzo o el Día Nacional de la Memoria que tiene lugar todos los 24 del mismo mes, pero sí es novedoso en el discurso mediático. Con una clara bajada de línea, los medios hegemónicos reforzaban las imágenes de padres con sus hijos y testimonios vinculados a ello. 


24-13

24 de marzo del 2017


La toma del espacio público, la obstrucción del tránsito y los discursos agresivos contra los gremios (centrados en la figura de Roberto Baradel) y la oposición (con el eje en Cristina Kirchner) no parecieron afectar ni escandalizar a nadie. Las protestas parecían ser justificadas con símbolos tan amplios como vacíos. La «nación», las «instituciones», la «democracia». Todos slogans más honrosos que salir a marchar por un salario digno, la pérdida de cientos de miles de puestos de empleo o por la prisión de los genocidas de la última dictadura cívico militar.

En esa dirección, los planos aéreos con drones y cámaras en grúas colmaban la cobertura, algo que no se suele hacer en el resto de las marchas, muchas veces centrándose en imágenes de planos cortos o tomando como eje una pancarta, un fragmento de un discurso o un objeto, como pasó con el helicóptero en la última marcha por 24 de marzo. ¿Qué es lo que hace que una marcha sea legítima y que otra no? ¿Qué hace que el espacio público sea bien utilizado en ciertas ocasiones y  no en otras?

¿Acaso las personas que pueden movilizarse en su propio auto o que viven en zonas cercanas a la Plaza de Mayo son mejores protestantes que aquel que necesita de transporte porque vive en el conurbano bonaerense? ¿Pedir por la «democracia» avala cortar el tránsito, pero pedir una mejora salarial no?

Horas de debates, invitados a programas de televisión, columnistas y periodistas señalaron que las múltiples protestas que tuvieron lugar en el mes de marzo no hicieron más que crear un clima falsamente destituyente. El gobierno de Cambiemos pasaba de ser victimario del ajuste económico y disminuir el poder adquisitivo de la gente, a víctima de expresiones violentas que no hacían más que «poner en riesgo la democracia».


1A

Marcha por la demicracia (1 de abril 2017)


¿Acaso las personas que pueden movilizarse en su propio auto o que viven en zonas cercanas a la Plaza de Mayo son mejores protestantes que aquel que necesita de transporte porque vive en el conurbano bonaerense? ¿Pedir por la «democracia» avala cortar el tránsito, pero pedir una mejora salarial no? Estigmatizar a quienes marchan en contra del gobierno de Macri como columnas uniformes de gente llevadas por algún cambio de retribución es la estrategia histórica de los medios y que ahora, ante el clima de descontento social, se ve aún más claramente.

El espacio público, es y será siempre de todos los que consideren necesario ocuparlo para reclamar. Quizás la marcha por la democracia a favor del gobierno sirva para demostrar que no existen marchas buenas ni malas, existen reclamos a los que es necesario prestarle atención. Así como las masivas movilizaciones de marzo deberían despertar a la alianza Cambiemos y modificar su rumbo político-económico, el #1A debe llamar la atención de la oposición sobre los sectores que apoyan a Mauricio Macri y la necesidad de llegar a ellos mediante nuevas estrategias para erradicar al neoliberalismo de nuestro sentido común.


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