Libros cruzados: historias dentro de historias con Tenenbaum y Ulanovsky

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Dos títulos en donde tienen lugar una tragedia y la reconstrucción del pasado: Las fotos (Paisanita, 2020) de Inés Ulanovsky y Todas nuestras maldiciones se cumplieron (Emecé-notanpüan, 2021) de Tamara Tenenbaum. El atentado a la AMIA, las indagaciones familiares, los viajes atraviesan ambas lecturas entre los límites de la ficción y la no-ficción.

Por Julieta Blanco*



Las fotos (Paisanita, 2020) es el tercer libro de Inés Ulanovsky. La respuesta a Qué historia hay detrás de cada fotografía pareciera ser uno de los hilos posibles de este libro. Quince relatos que dan movimiento a cuerpos y momentos del pasado. Cada uno de ellos fue el trabajo de recopilación de la autora, también fotógrafa, que en el año 2013 invitó a quien quisiera hacerlo a mandarle fotografías relatando sus historias. Pero esa primera convocatoria no fue lo que ella esperaba. Tuvieron que pasar algunos años para que este libro excepcional cobrara forma.

“En el año 2003 descubrí algo de características extraordinarias en mi archivo fotográfico personal. Diez años después escribí una crónica de ese hallazgo y empecé a prestarle especial atención a las historias protagonizadas por fotos (…) En mis viejos cuadernos encontré algunas ideas sobre los archivos fotográficos. Trabajé en varios. En una libretita del 2013 escribí: “Los considero espacios caóticos y abrumadores pero llenos de tesoros que esperan ser descubiertos”. Las fotos, de Inés Ulanovsky

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Todas nuestras maldiciones se cumplieron (Emecé- notanpüan, 2021) es la primera novela de Tamara Tenenbaum. Un relato en clave de auto-ficción que narra la historia de Tamara-personaje en distintas etapas de su vida. Desde su infancia hacia su adultez, la protagonista comparte fragmentos de su familia, sin escapar a los cuestionamientos incómodos. Los espacios cambian junto con ella. Las mudanzas se presentan como hitos fundacionales de nuevas etapas, dan cuenta de las transformaciones, del crecimiento y de todos los riesgos que se corren cuando las cosas tienen movimiento.

“Sé de la fragilidad de la propiedad, de las casas y de las historias. Me mudé del Once de mi mamá al Almagro de mi abuela y de ahí, al Villa Crespo de mis amigas. Para eso tuvieron que pasar: una muerte, cuatro apostasías, dos jubilaciones, un fallo judicial, cerca de ciento veinte menstruaciones. Ahora tengo un gato y trabajo desde mi casa. Vivo con mi novio  y a veces no nos cruzamos en toda la semana. Nadie se pregunta cuándo voy a tener hijos, salvo yo”. Todas nuestras maldiciones se cumplieron, de Tamara Tenenbaum

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Tamara Tenenbaum

Inés Ulanovsky y Tamara Tenenbaum


El primer relato de Las fotos se titula “AMIA 1997”. Esta primera historia es a partir de una foto de la autora. Ella vivía en la misma cuadra donde sucedió el atentado y los vidrios de su casa estallaron en mil pedazos. Con manos temblorosas, según su propio relato, fue a buscar su cámara y empezó a retratar lo que había sucedido. Todos los aniversarios del atentado siguió sacando fotos y fue en el año 2003, cuando encontró los primeros negativos que había sacado. Al ponerlos a contraluz identificó en una de esas fotos a un camarógrafo en una ventana de enfrente. Ese hombre desconocido era su pareja de entonces, Diego Levy.

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En Todas nuestras maldiciones se cumplieron, la autora-protagonista cuenta que su padre, Naum Javier Tenenbaum, falleció en el atentado a la AMIA. El tema está presente a lo largo del relato, pero la historia nunca se enfoca específicamente en eso. Es una tragedia latente, por momentos tangencial, que tiene efectos en la historia de Ruti, esa madre todoterreno que se acomoda como puede en la viudez, la maternidad, la profesión y la ortodoxia y sin lugar a dudas, en la de Tami, esa hija que narra, que le pone voz a los silencios. El tono irónico del relato rompe con la solemnidad de lo trágico. La narradora en primera persona dispone los fragmentos de su propia historia de una manera, por momentos, fría y desestereotipada. 

“Todas nuestras maldiciones se cumplieron: tuve piojos hasta muy grande y todavía me los agarro cada vez que comparto ascensor con un chico de primaria o duermo en un hostel. Se los pasé a todos mis novios, y a los no-novios también. Mamá nunca se casó. En nuestro paquetito de desgracias entró la bendición de Dios: hace poco cobramos la indemnización por el atentado a la AMIA, en el que murió mi papá”. Todas nuestras maldiciones se cumplieron, de Tamara Tenenbaum

Estos dos libros, muy propicios a ser leídos de un tirón, cuentan con una escritura ágil y atrapante que nos propone un recorrido por distintos tiempos, distintos espacios. Dos libros que, mediante una escritura luminosa, develan misterios escondidos detrás de cada historia.

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Por Julieta Blanco
@brujulalectora


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