La tragedia del recital del Indio Solari en Olavarría: todo muerto es político

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Dos jóvenes fallecieron y decenas fueron atendidos por urgencias de distinta gravedad en el hospital municipal de Olavarría. Una avalancha que derivó en múltiples lesiones y diferentes incidentes que tuvieron lugar durante la noche del sábado 11 de marzo y la madrugada del domingo 12 agrandaron el descontrol. Tanto la organización del recital del Indio Solari -incluido el propio ex líder de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota-  y las autoridades de la ciudad – con el intendente Ezequiel Galli, de Cambiemos, a la cabeza- hasta el momento no dieron más que respuestas esquivas para limpiar sus responsabilidades. ¿Qué hace que una fiesta colectiva termine en tragedia?


La tragedia evitable

Seguro decenas de periodistas caerán o se verán tentados de caer en titular las notas sobre lo ocurrido en el recital del Indio Solari en Olavarría como «Crónica de una tragedia anunciada», parafraseando a la célebre novela de Gabriel García Márquez. Lo cierto es que ese título, pese a la falta de originalidad, no deja de ser cierto: siempre que el ex líder de «los redondos» va a dar un show, un ambiente raro empieza a rondar los lugares donde cientos de miles de personas se van a trasladar para asistir a la autodenominada «misa ricotera». Esta vez, en Olavarría, la tragedia se hizo lamentablemente presente y es hora de buscar responsabilidades.

Los hechos, según varios testimonios que se fueron recogiendo desde las primeras horas del domingo 11 de marzo, habrían ocurrido durante el tercer tema interpretado por el Indio Solari, cuando entró una oleada de gente que sobrepasó a los encargados de seguridad. Esa marea humana derivó en una avalancha que ejerció presión sobre los que ya estaban adentro del predio presenciando el recital. Si bien la justicia señaló que las muertes no fueron provocadas directamente por esa avalancha, sí se registraron descompensaciones y heridos. Según informaron varios medios y testigos, el público presente ascendía a 300 mil, cuando sólo se había autorizado el ingreso a 200 mil. Como si eso fuera poco, los peritos que analizaron diferentes imágenes aéreas, aseguran que podrían haber entrado al predio 550 mil personas.

Según informaron varios medios y testigos, el  público presente ascendía a 300 mil, cuando sólo se había autorizado el ingreso a 200 mil. Como si eso fuera poco, los peritos que analizaron diferentes imágenes aéreas, aseguran que podrían haber entrado al predio 550 mil personas.

«La tarea del municipio fue garantizar la seguridad fuera del predio y el operativo de salud, que en ningún momento colapsó, y se pudo atender a todos los heridos», dijo el intendente de Cambiemos, Ezequiel Galli, quien además se apresuró a afirmar que «es la Justicia la que tiene que determinar las responsabilidades». Durante su conferencia de prensa, realizada durante el mediodía,  insistió que los «problemas -entre los que se contabilizan a las dos personas fallecidas- fueron adentro del predio y no afuera».  «No tenemos responsabilidad judicial por lo que pasó, pero me siento responsable», cerró Galli, sobre los dos fallecimientos y las decenas de heridos.

Es sabido que en los megaconciertos que organiza el Indio Solari junto a su producción, la seguridad y organización interna es absoluta responsabilidad de quienes hacen el show. Uno de los motivos que se suele esgrimir es que la presencia de la policía ahí no haría más que enturbiar más los ánimos, algo que es cierto. El accionar de las fuerzas represivas históricamente deja mucho que desear en lo que respecta al tratamiento y contención de grandes cantidades de gente, más aún cuando se trata de un género popular como el rock nacional. Sin embargo, siendo la tarde del domingo y con la tragedia ya conocida, nadie de la organización salió a dar la cara. Ni siquiera el Indio Solari, quien después del show regresó a su hotel. Horas más tarde, la justicia lo citó a declarar como testigo de lo ocurrido.


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Foto: LA NACION / Alejandro Casamayou


Todo muerto es político (y las opiniones también)

Una ciudad que posee 120.000 habitantes, de repente recibió -al menos- 300.000 personas. La señal de celular dejó de funcionar instantáneamente. El servicio de transporte no fue reforzado. Lo único que estaba asegurado era poder facturar todo lo posible, ya que la venta ambulante de comida y alcohol fue lo que estuvo a la altura de las circunstancias. La ruta 3, en cambio, se encontró totalmente colapsada. Personas que llegaron a dedo, no encontraron ninguna opción para volver a su casa. Las estaciones de servicio o estaban cerradas, o no llegaban a dar basto. ¿Nada de eso se podía prevenir? Más si tenemos en cuenta que existe gente (la productora y autoridades municipales) que trabaja en eso.

A esta altura, resulta importante resaltar algo que, lamentablemente, no es tan obvio como puede parecer: a la hora de informar hechos de este estilo, es indispensable dejar atrás los juicios de valor.  No fueron pocos los casos que aprovecharon a cargar las tintas sobre el rock como género, o al Indio Solari en particular como artista. El slogan tristemente célebre de «La música no mata» utilizado luego la tragedia de Cromañon vuelve a hacerse presente, y es cierto: la música no mata, las personas sí.

Tratar de echar la culpa sobre un género musical, ya sea la cumbia, el rock o la música electrónica en el caso de Time Warp en la Ciudad de Buenos Aires, es desviar el foco de atención de las responsabilidades humanas que, sus diferentes jerarquías, vuelven a caer sobre todos los actores: organizadores, artistas y público. Una canción de rock no es la culpable de la desidia estatal, la ambición empresarial o la falta de conciencia de un grupo de personas que entran a la fuerza aplastando a sus pares. Centrarse en los responsables es siempre lo más importante y no entrar en falsas discusiones que más que aportar a la causa, lo único que logra es aumentar el ego artístico de unos pocos.

No fueron pocos los casos que aprovecharon a cargar las tintas sobre el rock como género, o al Indio Solari en particular como artista. El slogan tristemente célebre de «La música no mata» utilizado luego la tragedia de Cromagñon vuelve a hacerse presente, y es cierto: la música no mata, las personas sí.


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Los medios de desinformación y especulación

Durante la 1:23 de la mañana de hoy,  la agencia de noticias estatal Télam informó que «hay siete muertos y decenas de heridos por una avalancha en el recital del Indio Solari en Olavarría». La información, insólitamente se basó en datos falsos que circularon por redes sociales y fue modificada cuando fuentes oficiales del municipio la desmintieron. El error, sin embargo, trascendió por capturas de pantalla que hicieron periodistas y usuarios de Internet.

Sumado al grosero error periodístico y ético de la agencia estatal, diferentes medios no hicieron más que regodearse en la tragedia en búsqueda de informaciones truculentas, sin tener ningún tipo de decoro o de problema moral en agrandar pequeños hechos o falsear datos. El colmo fue el canal Crónica, que durante las 7 de la mañana informó con sus conocidas placas rojas «Otro muerto por el recital del Indio Solari» y desarrolló la noticia de un fallecido por accidente de tráfico. A pesar de que se trataba efectivamente de alguien que había presenciado el show, unir esa muerte a la tragedia sucedida es, cuanto menos, un acto canallesco. Muchos otros medios siguieron su ejemplo.

La sed por informar, obtener primicias y alcanzar la atención volátil de los espectadores lleva a que el periodismo pisotee no solo sus estándares de calidad vinculados con su profesión, sino que empieza a rozar los límites de la ética y el buen gusto. Muchas veces son los mismos medios que se regodearon y alimentaron el mito de «la misa ricotera» los que ahora le caen con el dedo acusatorio. No hay que dejarse engañar por quienes buscan en la juventud el germen de la maldad o la falta de decoro. Muchas veces es a esas personas a las que hay que empezar a mirar con desconfianza. 

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