Little Fires Everywhere: una mirada (no tan) feminista sobre la maternidad

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Little Fires Everywhere es un nuevo drama familiar que habla sobre maternidades, discriminación e hipocresía en una sociedad que se concibe perfecta. Ambientada en un pueblo que personifica el sueño americano de los ’90, las mujeres protagonistas narran una compleja historia que lucha por definir cómo debe ser una buena madre en los estándares del fin del milenio. Atrapante y vertiginosa, la mini-serie lleva al espectador al interior de ese mundo donde las apariencias buscan opacar las diferencias de clase, aunque mantiene vivos muchos de sus estereotipos.



Little Fires Everywhere («Pequeños fuegos por todas partes» sería una traducción posible) es una nueva mini-serie que narra la historia de dos mujeres con poco en común que se conocen en Shaker Heights, un suburbio rico de Cleveland, en un encuentro fortuito que cambiará la vida de ambas para siempre. Por un lado está Elena (Reese Witherspoon), casada y con cuatro hijos adolescentes, que busca ser la madre, vecina y amiga perfecta: trabaja como periodista en el diario local, es líder de la comunidad y desde su posición acomodada está muy acostumbrada a decirle a todo el mundo lo que debe hacer. Por el otro, aparece Mia (Kerry Washington), una madre soltera y artista que vive una vida nómade y ajustada junto a su única hija, con la que en cada ciudad a la que llegan inician una nueva vida, llevando consigo únicamente las pertenencias que entran en el asiento trasero de su auto. El impacto entre la vida perfectamente planificada de Elena, la libertad irrefrenable de Mia y los prejuicios que ambas generan será la chispa que encienda los acontecimientos de la historia.

La nueva serie de Hulu (que en Argentina se encuentra en la plataforma de Amazon Prime Video), comienza con una escena donde se ve la enorme casa de Elena envuelta en llamas: se sabe que alguien intencionadamente prendió fuego el lugar con ella adentro, y ese hecho es el puntapié inicial para que el espectador avance a través de los ocho capítulos intentando descifrar quién tiene razones suficientes para ser responsable. ¿Quién podría estar en contra de una mujer como ella, con su vida perfecta, sin preocupaciones económicas y respetada por su comunidad?



Las vidas de ambas mujeres se cruzan cuando Mia llega al pueblo y busca alquilar un departamento que es propiedad de la familia de Elena. El personaje de Witherspoon, que se destaca por buscar a toda costa ser el ejemplo a seguir, la figura de admiración y el estandarte de la corrección política, ve en esa madre soltera, pobre y afroamericana una persona a la que debe ayudar, por lo que decide alquilarle el lugar por un mínimo monto y ofrecerle trabajo en su casa, en un gesto que busca más alimentar su espíritu altruista que mejorar la calidad de vida de su nueva vecina. Little Fires Everywhere está repleta de pequeños momentos que encapsulan el racismo, la xenofobia, la homofobia y la hipocresía de una sociedad que se cree integrada pero que esconde bajo la alfombra el odio contra los que quieren llegar a ser algo que no deben.

El encuentro entre las dos protagonistas marcará un quiebre en sus vidas, del que Elena no podrá volver atrás: a partir de ese momento, Mia interferirá en sus amistades, su hija se involucrará en la vida de sus hijos e hijas y tomarán decisiones que dejarán al descubierto la fragilidad de su estilo de vida. A lo largo de los episodios se tocarán temas como el aborto, la subrogación de vientre y la adopción para hablar de los matices de la maternidad, aunque con sus propias limitaciones: las madres en la serie parecen movidas por un impulso natural a amar a sus hijos e hijas que no puede ser discutido. La madre arrepentida es un monstruo detestable y la madre que tuvo un hijo en su vientre está unido a él para toda la vida.

Aunque son series diferentes, es difícil no comparar Little Fires Everywhere con Big Little Lies, al ser protagonizadas y producidas por Reese Witherspoon y contar con protagonistas femeninas que buscan narrar sus propias historias. Una gran diferencia entre ambas es que esta nueva serie insiste en marcar la rivalidad entre las mujeres, una enemistad basada en el género que responde a los lineamientos del patriarcado tantas veces repetidos en la pantalla en vez de los nuevos aires de sororidad que traía Big Little Lies, donde las mujeres se hermanan por una misma causa y no existe la dualidad entre la buena y la mala, la heroína y la villana, la madre dedicada o la madre detestable. A pesar de quedarse un poco estancada en sus propios estereotipos, Little Fires Everywhere plantea una historia valiosa, una narración atrapante y una mirada en clave feminista de los conflictos familiares.



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