Reseñas Caprichosas – «La máquina de rezar» de Bob Chow: Cuando todo es posible dentro del mundo del absurdo

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La máquina de rezar (Marciana, 2016) de Bob Chow es una novela que pone el foco sobre la velocidad del absurdo y el abanico de posibilidades que éste puede ofrecer. Con un constante coqueteo con distintos géneros y registros, Chos logra en este libro seducir al lector y meterlo de lleno en el ritmo vertiginoso de la historia de un protagonista errante, donde las drogas y el capitalismo moderno se entrecruzan con elementos dignos de la ciencia ficción.


Sobre el autor

Bob ChowBob Chow nació en Buenos Aires en 1963, de padre león y madre comechingona. En 1996 se recibió de licenciado en psicología en la Universidad de Buenos Aires. Publicó las novelas El Momento de Debilidad (Nudista) y El Águila ha llegado (Nudista), esta última lanzada en simultáneo con el disco El verdadero camino hacia el aeropuerto. Obtuvo el Premio de Novela de La Bestia Equilátera con Todos contra todos y cada uno contra sí mismo.


Cuando todo es posible dentro del mundo del absurdo

Aprender las reglas para luego romperlas es uno de los consejos que se suelen dar dentro de varios ámbitos, en especial el literario. Bob Chow en La máquina de rezar (Marciana, 2016) parece haberlo puesto en práctica a la perfección. Con un constante coqueteo entre distintos géneros y registros, el autor se propone romper con ellos y provocar al lector con una herramienta de doble filo: el absurdo.

La velocidad de los hechos que se suceden en La máquina de rezar, ambientados en los distintos escenarios que éstos proponen (París, Amsterdam, Bagdad, entre otras ciudades que van desfilando), se motorizan por un absurdo que Chow vuelve de lo más común y verosímil en las primeras páginas de su novela. En el mundo capitalista contemporáneo, se sabe, apretar un botón de una máquina que no terminamos de entender nos puede derivar en acontecimientos que no esperábamos. Más si se ponen elementos religiosos de por medio.

la maquina de rezar 2El protagonista de La máquina de rezar empieza un derrotero cosmopolita en las calles de París y Amsterdam en búsqueda de drogas que y sensaciones que lo estimulen sin saber que va a caer bajo el efecto de uno de los narcóticos más conocidos y utilizados en la historia de la humanidad. Obviamente estamos hablando del amor.

La vertiginosidad de los hechos, alimentados por un absurdo que parece materializarse de lleno en ese amor que roza la obsesión entre el protagonista (de quien no se sabe nunca el verdadero nombre y se lo llama de distintas maneras, como Ultravisitor) y Valentina, una desconocida que conoce en un bar cannábico holandés, son un imán para el lector que convive con historias simultáneas: la realidad, las obsesiones del protagonista, los trances bajo el efecto de la marihuana europea y el relato de un cómic que el propio Ultravisitor va realizando mientras las cosas pasan. Así, no solo hay un relato lineal, sino variables que van conviviendo durante la historia.

Esa múltiple significación abre un abanico de posibilidades que invitan a querer conocer qué pasa en el relato que, en su coqueteo con distintos géneros, llega al punto de proponer temáticas propias de historias de ciencia ficción que en La máquina de rezar son aceptadas con total naturalidad gracias al estilo narrativo que propone Bob Chow en su novela. En ese sentido, las varias alusiones a temas de actualidad inmediata refuerzan esa cercanía y verosimilitud que sostiene al estrambótico relato que empieza como cualquier historia: prendiendo una máquina de rezar.


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