1. La soledad no necesita demasiado para aparecer e instalarse. Como una visita molesta, una tormenta de verano o el arrepentimiento, su presencia repentina lo envuelve todo, sin importar la hora ni el lugar.
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2. Se puede luchar contra la soledad, pero si se asume la derrota de antemano. Solo así se consigue algo parecido a la libertad.
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3. Existen distintos tipos de soledades. La peor, quizás, sea la que se siente en compañía de otras personas. Todo parece indicar que no hay salida, hasta que la encontramos de la nada. Algunos definen a esa sensación con la palabra “valentía”.
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4. Cuando pienso en el término soledad, se me vienen a la mente significados, aplicaciones y nombres propios. Bueno, en realidad, nombres ajenos; y ese siempre es el problema.
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5. El siglo XXI y un paradigma imposible de resolver: uno está solo todo el tiempo sin tener nunca privacidad.
6. Mi primer recuerdo de la soledad es el siguiente: mi versión infantil diciendo algo con emoción y todos alrededor ignorándome, pero fingiendo que me habían escuchado. La desilusión de ese momento, igual que las uñas o el pelo, nunca se va a desintegrar.
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7. Uno de los errores más comunes, y al mismo tiempo más graves, es confundir el silencio con soledad.
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8. Un poema de Idea Vilariño: «Uno siempre está solo/ pero/ a veces/ está más solo».
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9. Mi posible reversión del poema de Idea Vilariño: “Todos estamos solos/ pero/ a veces/ parece todo lo contrario”. Todo lo que hacemos tiene sentido por esos momentos fugaces.
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10. No son las nubes las que bloquean la luz del sol en este día lluvioso. Es por eso que el viento del ánimo sopla, cada vez más intenso, para que se disipe la soledad que nubla el paisaje.
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