La poesía de Carlos Battilana: mirar con precisión

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La reciente publicación de Ramitas (Caleta Olivia, 2018), de Carlos Battilana, pone en  escena una de las voces más particulares de lo que se conoce como la «poesía de los 90’s». Versos certeros y un ambiente 
que invita a la reflexión, las claves de este libro.

Seco pero tierno: así define Diana Bellessi a Carlos Battilana, quien acaba de publicar su poesía reunida en Ramitas (Caleta Olivia, 2018). En esa breve frase, destaca una constante que se va a repetir a lo largo de los libros del poeta argentino: la intención de mirar con precisión todo lo que sucede. El propio Battilana sabe de la dificultad de su búsqueda: “Aquí y allá/ sobre este claro dominio/ las evidencias/ también se evaporan”, escribe en El fin del verano (1999).

(Leer también: ¿QUÉ ES LA POESÍA? #19 – CARLOS BATTILANA: “LA POESÍA PONE EN JAQUE CIERTOS ESTEREOTIPOS DEL LENGUAJE”)

Consciente del camino recorrido, su obra poética que data desde 1992 hasta 2018 figura en orden cronológico, algo que no es común en libros de este tipo, en donde lo más reciente suele aparecer al principio. Con este gesto que parece intranscendente, se exhibe al lector la importancia de una trayectoria, la cual puede tener diferentes paisajes aunque el destino sea siempre el mismo. En ese sentido, en La demora (2003), Battilana deja ver una parte de la cocina de sus poemas: “Acomodo/ esta palabra deshago/ esta experiencia reanudo/ el río de los días”.

La importancia de Ramitas puede definirse, a gran escala, en dos hechos. El primero es poder ver en su totalidad la obra de un poeta que nunca fue fácil de definir dentro de una corriente. Si bien es perteneciente a la generación de los 90, su nombre no figura en ninguno de los grupos que la crítica diseñó dentro de esa década, pero él supo crearse su propio espacio.

El segundo momento a destacar es el giro que dan los poemas del autor a partir del libro Materia (2010), en donde tiene lugar una suerte de pasaje de lo abstracto hacia lo concreto, sin descuidar la sensibilidad. Así, Battilana parece haber cambiado el lente de su precisión y seguir fiel a su búsqueda. En sus propias palabras, su obra “hace del instante su mayor tesoro. Una joya, casi”.

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