Pirologías: incendio teatral en el Conurbano

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Pirologías es un festival de teatro organizado por la Compañía Nacional de Fósforos, con sede en el Conurbano Bonaerense. Ya va por su 11º edición y este año estará focalizado en 4 partidos: Tres de Febrero, San Martín, Avellaneda y San Miguel. Además de las producciones locales habrá países invitados: Venezuela, Brasil y Chile. La Primera Piedra entrevistó a Cristian Palacios, co-fundador de la compañía y uno de los organizadores de este evento que se lanza con la premisa de «incendiar el Conurbano de teatro».  Se realizará del 6 al 27 de octubre con diversas actividades.


«No hay muchos lenguajes que tengan el poder corrosivo, transformador y movilizador del teatro»

— La gacetilla de prensa habla de «incendiar» el Conurbano de teatro. ¿Por qué pensaron en el nombre «Pirologías» y cómo definirían este Festival?

— El nombre surgió originalmente por la compañía organizadora (Compañía Nacional de Fósforos), con toda la metafórica del fuego que siempre acompaña nuestros emprendimientos. Pirologías significa en griego «las ciencias del fuego», y hay algo en la idea del teatro como fuego e incendio que nos seduce mucho. Siempre decimos que un fósforo es un objeto casi insignificante que puede provocar un incendio. El teatro tiene mucho de insignificancia, en el sentido de que una obra súper exitosa puede llegar a ser vista con muchísima suerte por 100 o 200 mil espectadores. Para el resto de las industrias culturales es un número casi irrisorio; en cine es un fracaso total. Pero a pesar de esa insignificancia no hay muchos lenguajes que tengan el poder corrosivo, transformador y movilizador del teatro, sobre todo en estos días. Es un lenguaje que pone el cuerpo. Artaud habla del teatro como peste; es una idea muy parecida.

— ¿Qué rol tuvo la Compañía Nacional de Fósforos en el proyecto? 

— La Compañía ha sido desde los inicios el grupo fundador. Siempre contamos que nos aventuramos a organizar un festival porque queríamos hacer algo «en casa». La primera edición de Pirologías fue en 2007, y para ese entonces el grupo ya tenía cinco años de vida. Nosotros vivíamos, ensayábamos y nos presentábamos como originarios de Tres de Febrero, pero nunca habíamos hecho algo ahí. Viajábamos mucho, incluso por el exterior (con funciones en México, Perú, España), y se nos ocurrió que debíamos hacer teatro en el Conurbano. Como no tenemos sala, surgió la idea de llevar adelante un festival para volver a las fuentes. Con el tiempo se hizo más grande y ya no se trató de llevar el teatro adonde no lo había, sino de visibilizar y poner en valor un movimiento muy fuerte de salas y grupos de teatro de la zona. Además, Pirologías se asocia con diversos espacios independientes sin los cuales no se podría llevar a cabo: el Centro Cultural Espacios de Villa Ballester, Las Musas Club de Arte, La Herrería de San Miguel, el Espacio Disparate de Lanús y un montón más.


«Este año la meta es resistir, que no es poco. Resistir sin ceder posiciones»

Cristian Palacios


— Siendo esta la 11° edición del Festival, ¿cuál es el balance que podrían hacer sobre este recorrido de una década?

— La décima edición fue nuestra entrada en la edad adulta. Hasta entonces el festival era anual, pero cumplidos diez años creímos que era prudente hacerlo bianual, porque organizar tamaño festival de manera independiente es un esfuerzo considerable, y hacerlo todos los años una verdadera locura. Una locura que valía la pena, pero locura al fin. Pirologías siempre fue como nosotros: fogosos, acelerados, eclécticos, aprendiendo a fuerza de prueba y error. Lo interesante es que esa idea pequeña (que implicaba un esfuerzo descomunal) fue creciendo cada vez más. Y como el fuego, necesitamos expandirlo para que no se extinga. Primero fue un acontecimiento local y luego se expandió al Conurbano. Mi sueño es que alguna vez se pueda llegar a realizar en los 24 distritos que lo componen. En la edición anterior llegamos a 11. En esta estamos sólo en 4, pero es bastante más extenso en tiempo y cantidad de funciones. Este año la meta es resistir, que no es poco. Resistir sin ceder posiciones.

— ¿Por qué consideran importante visibilizar la dinámica cultural de esta zona?

—  Nosotros somos de acá y siempre hemos reivindicado esa procedencia. Sentimos que el teatro que se hace en la provincia, más allá de la General Paz (como les gusta decir a los porteños), es un poco diferente al de Capital. Nuestras realidades políticas son bien diferentes. En la Capital gobierna desde hace ya 11 años un modelo político específico y súper concentrado. Creo que eso se refleja en el arte que se hace: por la negativa, por la resistencia, y también sin que los creadores lo adviertan respecto de ciertas decisiones estéticas y de producción. Generalizar es absurdo, pero sin las generalizaciones no podríamos empezar a pensar, y lo cierto es que se puede ver cómo las producciones capitalinas han tendido a deslavar lo político. Creo que en el Conurbano pasa algo bien diferente: lo político se hace y se dice de manera directa, y cambian los modos de producción. Hay pretensiones que no existen porque son imposibles. Después hay teatro malo, bueno y muy bueno, igual que en Capital.


«El teatro y la ciencia son dos campos donde se formulan preguntas»

— Se trata de un Festival de carácter internacional y en esta oportunidad hay 3 países invitados (Venezuela/Brasil/Chile). ¿Qué pueden contarnos al respecto y cuál fue el criterio de selección de las obras?

— El criterio de selección en este caso es muy complejo, porque implica no sólo elegir las obras (casi siempre por video, o cuando viajamos a algún festival en el exterior) sino también ver de qué modo se pueden traer, dónde las podríamos programar, etc. Muchas obras que hubiéramos querido tener no están programadas porque no tuvo éxito la gestión para traer a los grupos. Ahora nos aumentó tremendamente el dólar, y no es un dato menor porque a los grupos del exterior hay que pagarles en dólares.

— Hay un ciclo de piezas breves denominado «Bonzai». ¿Cuál es la idea que hay detrás de esta sección?

— Se ha puesto de moda últimamente el llamado Microteatro, una franquicia que en Argentina ya se había probado con ciclos como Teatro Bombón, o Lo Policial organizado por Florencia Aroldi. Piezas breves, en espacios reducidos y destinadas a públicos reducidos. A mí me sedujo mucho un showcase que vi en un Mercado de Artes Escénicas: ahí se habían seleccionado 15 minutos de cada obra y me pareció que era casi como ver un trailer teatral; en cuatro horas tuve un gran panorama del teatro que se hacía en esa ciudad. La idea de Teatro Bonzai es la misma. Algunas son piezas creadas ad hoc para la ocasión, y otras son fragmentos de obras más extensas. El público puede ver en muy poco tiempo una gran cantidad de artistas produciendo desde muy diversos lenguajes.

— Se plantea también un vínculo muy interesante entre ciencia/teatro. ¿En qué elementos se funda ese lazo, cómo lo conciben ustedes y de qué manera se manifestará en el festival?

— Es un vínculo que venimos desarrollando con la Compañía desde hace muchos años. En 2006 estrenamos Los Sonámbulos, un espectáculo nuestro que viajó e hizo muchísimas funciones en espacios muy diversos. Está por un lado el vínculo que se da desde la tematización de la ciencia, que es súper interesante. Pero existe otro tipo de vínculo también: son dos campos en donde se formulan preguntas. El juego consiste en dar respuestas diferentes ante las mismas preguntas, porque el teatro no responde de la misma manera que la ciencia. Este año estrenamos con la compañía dos espectáculos de ciencia/teatro: Los Sonámbulos en versión 2018 y ¡Fuerza Atómica! en el Centro Cultural de la Ciencia con producción del entonces Ministerio de Ciencia, hoy Secretaría.


«Toda crisis puede ser una excusa para el crecimiento, pero también es un momento de mucho sufrimiento, de desaparición de espacios y grupos emblemáticos»


—El proyecto cuenta con apoyos por parte del INT y el Municipio de San Martín. ¿Cuál creen que debe ser el rol del Estado con respecto a este tipo de iniciativas y cuál es el escenario hoy?

Es fundamental. Sin ese apoyo sencillamente no se podría hacer. Siempre podría ser más, pero es una gran cosa que exista apoyo. De hecho, si Pirologías se hace solo en cuatro localidades es porque no tuvimos el apoyo de otros municipios. Este año decidimos que el festival fuera gratuito para el público. Nos parece primordial no retroceder en ciertos derechos en momentos como este, por ejemplo el derecho de acceso a la cultura. Es muy importante. Por eso este año la entrada la pagan nuestros patrocinadores y nosotros mismos con nuestro trabajo.

— ¿Cómo describirían la situación actual del circuito teatral independiente?

— Toda crisis puede ser una excusa para el crecimiento, pero también es un momento de mucho sufrimiento, de desaparición de espacios y grupos emblemáticos. Creo que es un momento para la resistencia que, como señalé antes, no es poca cosa. No se trata de resistir penosamente, sino todo lo contrario. De hacer de la resistencia al neoliberalismo cultural (el peor de todos) desde el pensamiento, desde la búsqueda de nuevas formas artísticas. Es un momento difícil, pero a la vez lleno de posibilidades. Lo bueno del teatro independiente es que siempre está en crisis. Lo cual no quiere decir que esta crisis no nos afecte, sino que simplemente estamos más preparados para afrontarla.


Consultá toda la programación en pirologias.com.ar

 

 

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