Elecciones en Brasil: Bolsonaro triunfa en primera ronda y fortalece la derecha latinoamericana

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La primera ronda de elecciones en Brasil terminó con una amplia diferencia de votos a favor del candidato ultraderechista Jair Bolsonaro. El futuro presidente de Brasil se definirá el próximo 28 de octubre en el ballotage frente al candidato del Partido de los Trabajadores, Fernando Haddad. El rápido crecimiento de popularidad de Bolsonaro se apoya en su extrema oposición al gobierno de Lula da Silva, sus fuertes ideales religiosos y la representación de los peores ideales de la derecha latinoamericana.



Las elecciones en Brasil se convirtieron en un tema de discusión inevitable tras conocerse los resultados de la primera ronda este domingo. La amplia diferencia que ganó el candidato ultraderechista Jair Bolsonaro (quien se quedó con los votos del 46,2% de la población brasileña) sorprende y preocupa a los latinoamericanos que esperaban que las urnas fortalecieran la democracia y destronaran los aires de grandeza del ex-capitán del ejército brasileño. Se ubicó cerca incluso del 50% necesario para ganar sin necesidad de ballotage. El segundo en la carrera presidencial, Fernando Haddad, sumó un 29,1% de los votos para el Partido de los Trabajadores (PT) y tendrá una última oportunidad en la segunda vuelta del 28 de octubre.

La amplia diferencia que ganó el candidato ultraderechista Jair Bolsonaro (quien se quedó con los votos del 46,2% de la población brasileña) sorprende y preocupa a los latinoamericanos que esperaban que las urnas fortalecieran la democracia y destronaran los aires de grandeza del ex-capitán del ejército brasileño.

El escenario social y político previo las elecciones en Brasil predecían un futuro incierto. Un sector de la población demuestra una inclaudicable oposición al PT, que resume todos los males del país en las decisiones del ex-presidente Lula da Silva y su sucesora, Dilma Rousseff. Los votantes del PT estaban dispuestos a apoyar a Lula para un tercer mandato, pero su pedido de detención (cuestionado hasta el día de hoy por falta de pruebas) impidió su candidatura y lo empujó a ceder sus votos a un líder poco conocido que no logró convencer a los simpatizantes del partido de la importancia de darle su apoyo en las urnas.

(Leer nota relacionada: Jair Bolsonaro y las frases de la ultraderecha que se disputa el poder en Brasil)


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Bolsonaro no es solo un candidato de derecha. Bolsonaro representa la vuelta a los peores pasados de América Latina, nos devuelve los fantasmas más oscuros y hace temblar la certeza de que hay un lugar de la historia del continente a la que no queremos volver. 49 millones de brasileños (más que una Argentina entera) apoyó con su voto a un candidato misógino, homofóbico y racista que defiende la dictadura y que lleva su oposición al Partido de los Trabajadores a un extremo de todo o nada. La grieta brasileña demuestran que el «no vuelven más» no se reduce a la coyuntura política argentina, sino a la realidad de una región que vuelve lentamente a ser manejada por los intereses de los mercados internacionales.

Bolsonaro no es solo un candidato de derecha. Bolsonaro representa la vuelta a los peores pasados de América Latina, nos devuelve los fantasmas más oscuros y hace temblar la certeza de que hay un lugar de la historia del continente a la que no queremos volver.

Este primer resultado electoral empodera a un ex-militar de 63 años que representa a la derecha más dura de Brasil con su devoción religiosa, su defensa a la dictadura militar, un profundo odio hacia las minorías y una fuerte actitud de desprecio hacia las mujeres. Sus comentarios misóginos y racistas lo caracterizan y hasta le han costado procesamientos judiciales: durante su período como diputado se refirió a una colega diciendo que ella era muy fea para ser violada, defendió la brecha salarial entre hombres y mujeres y también dijo públicamente que golpearía a dos hombres que estuvieran besándose en las calles. Buscó posicionarse como el único que puede «limpiar» el país (un discurso similar al de «Make America Great Again» que llevó a Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos) y el ataque a cuchilladas que recibió un mes antes de las elecciones no hizo más que fortalecer su lugar como víctima de un país que necesita un cambio.

Las elecciones en Brasil son una nueva muestra del riesgo de los discursos que plantean la necesidad de «un cambio» sin medir las consecuencias. Las minorías brasileñas temen que los avances por los que tanto han luchado los movimientos feministas y LGBT se vean opacados por la suma de poder de este nuevo líder político. El futuro del país enfrentará su partido decisivo el próximo 28 de octubre cuando los más de 200 millones de brasileños vuelvan a las urnas en el ballotage.




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