«Putita Golosa» de Luciana Peker: la revolución del deseo

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Putita Golosa. Por un feminismo del goce (Galerna, 2018), de la periodista de género, Luciana Peker, es una lectura punzante pero fluida que atraviesa cuestiones claves en una sociedad que está viviendo un cambio de época. Cruzando con habilidad géneros como el ensayo, la poesía y la crónica, la autora analiza los cambios necesarios de una sociedad en la que se están transformando los vínculos y en donde el camino a seguir forma parte de una deconstrucción constante. 



La sociedad hoy asiste a un cambio de paradigma que cuestiona las categorías que durante mucho tiempo se consideraron inamovibles. ¿Qué es lo que anuda este camino sinuoso que se fue gestando desde los movimientos de mujeres, lesbianas, travestis y trans? En Putita golosa. Por un feminismo del goce (Galerna, 2018) de Luciana Peker se sientan las bases de esta revolución desde las primeras páginas: es el deseo el que moviliza cada paso por la autonomía femenina, negada ya desde el discurso, en numerosos espacios sociales. 

La búsqueda de voz, palabra, poder y piel, como menciona la autora, es una pelea por el placer. Con este punto de partida, el libro hace un recorrido por aquellas dimensiones que fueron – y continúan siendo – objeto de lucha y deconstrucción, analizando las tensiones contenidas al interior del orden patriarcal y contra las que se genera un enfrentamiento constante. “Aprendimos a no callarnos y no callar también es arriesgar a pensar cuáles son las formas modernas del neo machismo y cuáles las deudas del feminismo. Incluso nuestras propias deudas y también y, por sobre todo, nuestros (nunca únicos, sino plurales y diversos) deseos”, comenta Peker. 

En Putita golosa. Por un feminismo del goce (Galerna, 2018) de Luciana Peker se sientan las bases de esta revolución desde las primeras páginas: es el deseo el que moviliza cada paso por la autonomía femenina, negada ya desde el discurso, en numerosos espacios sociales. 

A través de los capítulos, el libro no solo expone los distintos niveles de violencia que se gestan desde los mandatos de la cultura, sino que también invita a repensar las propias prácticas y a mencionar en voz alta aquellos estigmas que es necesario desnaturalizar. “El feminismo se atrevió a atravesar todos los tabúes que estaban silenciados sobre la vida íntima. Y rompe (con todo lo que falta y con todas las reacciones por todas las conquistas) con la violencia íntima”, destaca la autora, justo después de una frase que marca las luchas cotidianas y la invitación a desandar los caminos establecidos: “Hay que hablar de lo que nos duele”.


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Peker recorre así las cifras de la violencia de género, pero también las discusiones y los estereotipos reproducidos y rotos en los medios de comunicación y en la farándula; la crítica a los mandatos del amor romántico y a la figura de la sexualidad por y para el placer del varón; el modelo de la mujer disciplinada y relegada al interior de los hogares y los estigmas que aún despierta la libertad; las denuncias contra los abusos antes silenciados en espacios como la televisión; la clandestinidad del aborto; los ideales de belleza que pesan sobre los cuerpos y el derecho al goce.

Sin estancarse en un género fijo, cruzando fronteras entre la crónica, el ensayo e incluso la poesía, explora la transición entre los lugares comunes que se están desarmando y las nuevas formas de relacionarse en una sociedad en la que finalmente se están cambiando las cartas de juego. En este nuevo tablero, Peker reivindica el deseo como un derecho de las mujeres históricamente negado, que aún continúa siendo objeto de estigma en amplios sectores de la sociedad, que no aceptan la liberación de los cuerpos y son cómplices de las violencias diarias.

Sin estancarse en un género fijo, cruzando fronteras entre la crónica, el ensayo e incluso la poesía, explora la transición entre los lugares comunes que se están desarmando y las nuevas formas de relacionarse en una sociedad en la que finalmente se están cambiando las cartas de juego.

«La condena es a todas las mujeres», dice en alusión al disciplinamiento constante que surge como resultado de seguir la propia voluntad. El resquebrajamiento de ciertas relaciones de poder es otra de las cosas que se analizan desde esta óptica: el miedo ante la pérdida de privilegios que recrudece las agresiones y la reacción del machismo que se niega a aceptar el desplazamiento de las identidades por fuera de la heternormatividad. «Hablar de lo que sigue, de lo que pasa, de algunos efectos colaterales, de cambios voraces con varones a los que nadie les cambió el libreto y apenas se acomodan a mujeres nuevas a las que desafían, respetan o destratan y de mujeres que redescubren sus cuerpos y los cuerpos que desean u olvidan, es una de las formas de hacer del goce una bandera que redobla la propia marcha”, afirma Peker.

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Comprender que lo personal es también político fue un paso distintivo y necesario que el feminismo marcó hace décadas y que hoy caló profundo en sectores amplios de la sociedad, renovándose y cobrando nuevos significados. Esto no solo pasa por el reclamo de cambios estructurales desde el Estado, sino también por la conciencia de que la opresión atraviesa lo más íntimo, como la relación con el propio cuerpo. Reversionar esos vínculos y cambiar el deseo construido desde una mirada hegemónica, apropiado además por un mercado capitalista, es uno de los desafíos que el libro plantea, con todas las dificultades que implica la deconstrucción propia.

Reversionar esos vínculos y cambiar el deseo construido desde una mirada hegemónica, apropiado además por un mercado capitalista, es uno de los desafíos que el libro plantea, con todas las dificultades que implica la deconstrucción propia.

Desde esta perspectiva, Peker habla entonces de un feminismo que busca tomar el goce como bandera, sin la contracara obligatoria de la condena moral que el machismo impuso a fuerza de sometimiento a lo largo de los siglos. Punzante pero sin abandonar nunca una escritura fluida y de imágenes llamativas, Putita Golosa se presenta así como una lectura en la que detenerse para analizar contradicciones y asistir a las múltiples aristas de una transformación que recién comienza.



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