El asado de Platón: un salto al vacío

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El asado de Platón es una propuesta teatral elaborada por la Compañía Nacional de Fósforos. La pieza escrita y dirigida por Cristian Palacios y protagonizada por Juan Manuel Caputo (con asistencia de Mariano Bassi), retoma El Banquete de Platón y logra una exquisita fusión de teatralidad, filosofía, asado y profundas reflexiones sobre ese eterno dilema irresoluble: el amor. La obra puede verse los domingos a las 12 del mediodía en el Camarín de las Musas (Mario Bravo 960).


El asado de Platón es una reinterpretación de la célebre obra platónica, El banquete. Se trata de un asado en honor del cineasta Agatón como excusa perfecta para que Sócrates y sus amigos (habitantes del siglo XXI) coman hasta reventar, se emborrachen y discutan apasionadamente sobre el amor.  La pieza escrita y dirigida por Cristian Palacios no sólo recupera los históricos personajes —Fedro(a), Alcibíades, Agatón, Erixímaco, Aristófanes, Diotima, Aristodemo, Sócrates— con sus disquisiciones filosóficas, sino que también rescata el clima festivo en el que transcurre el banquete, ese aire de fogón que impregna buena parte de la vida en la Antigua Grecia. Porque El asado de Platón es —antes que nada— una tertulia en clave argenta que reivindica el hedonismo.

Cuando los espectadores atraviesen la puerta del galpón ubicado junto al Camarín de las Musas, no hallarán un espectáculo tradicional ni ocuparán un rol pasivo dentro del esquema planteado. Muy por el contrario, se encontrarán con una auténtica experiencia que los posicionará sin trucos bajos ni ademanes forzados en un rol activo dentro del banquete. Resulta necesario aclarar que no se trata de un show estrictamente participativo, pero la propuesta concibe al público que asiste a la función como parte orgánica de la arquitectura dramática.

Juan Manuel Caputo (anfitrión y disertante) se vale de su gran histrionismo y una amplia batería de herramientas interpretativas a la hora de componer los distintos personajes que van cayendo a la comilona con sus puños llenos de verdades o preguntas. El tema central sobre el cual refieren todos los discursos es el amor, «ese menospreciado engendro que ocupa nuestras más tiernas pesadillas ¡Ay, el amor! Se hable de él a escondidas o a vivas voces, el amor parece estar tan sólo como si padeciera halitosis». La novedad es que entre esos fragmentos reflexivos aparecen bandejas con morcilla fría, queso, pan y algunas botellas de buen vino para amenizar este encuentro. El asado contemplado en el título entra a escena hacia el final, casi como la frutilla del postre.

El asado de Platón es una fusión exquisita (en todos los sentidos de esa palabra) que interpela al público de manera directa y establece un contacto genuino con los elementos que están por fuera de lo estrictamente teatral. El trío conformado por Palacios, Caputo y Bassi recupera todo aquello que pulula en la atmósfera del galpón y lo convierte en recursos teatrales: una palabra en el aire, un gesto involuntario, una risa, un silencio, la disposición de un espectador cómplice, el recelo de los más reticentes, un diálogo de la vereda que se cuela en la sala. Cualquier cosa es susceptible de ser acarreada a este fogón.

Lo interesante es que en El asado de Platón algunas convenciones —lisa y llanamente— desaparecen. No hay primera, segunda, tercera ni cuarta pared; tampoco se hallará la disposición tradicional entre actores y espectadores porque no hay butacas ni escenario, sino mesas largas. Caputo establece contacto visual (y a veces físico) con los presentes: los arenga a iniciar la picada, sirve vino, pide aplausos, invita a un brindis, roba queso o un poco de bebida ajena para sumergirse en otro de los personajes platónicos.

Algo ocurre cuando las convenciones caen; aparece otra cosa, algo nuevo, un placer festivo que será creado de manera diferente en cada una de las funciones. Por supuesto esto es algo que ocurre en la mayoría de los acontecimientos teatrales, pero en este caso la predisposición de los espectadores cobra una importancia radical en la puesta (este es el mayor riesgo y, al mismo tiempo, su mayor virtud). Por lo tanto, se recomienda ir con muchas ganas y buen apetito para disfrutar de este gran banquete filosófico-teatral.


FUNCIONES
Domingos a las 12 hs. en el Camarín de las Musas (Mario Bravo 960)
Localidades generales: $480 (EL PRECIO DE LA ENTRADA INCLUYE PICADA Y BEBIDA. En este espectáculo no son válidos los descuentos para menores de 30 o jubilados).
Reservas en Web Camarín de las Musas

FICHA ARTÍSTICO-TÉCNICA
Actor y asador: Juan Manuel Caputo
Autor: Cristian Palacios
Asistente de dirección y del asado: Mariano Bassi
Colaboración Musical: Pablo Maitía
Diseño de luces: Juan Manuel Caputo y Cristian Palacios
Puesta en escena: Juan Manuel Caputo y Cristian Palacios
Producción general: Compañía Nacional de Fósforos
Dirección: Cristian Palacios

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