Benditos sean tus impuestos: ¿cómo se financia la iglesia en Argentina?

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Durante el año 2018 el Estado dedicará más de $130 millones a pagar los sueldos de obispos que reciben ingresos mensuales de hasta $46.800. La iglesia católica es además beneficiada con la exención de impuestos y cuenta con el apoyo económico del Estado para subsidiar escuelas religiosas en todo el país. Tras los aumentos de tarifas y el conflicto con las paritarias, el dinero destinado a mantener el culto católico decretado es cada vez más cuestionado.



Sin pretender hacer arder a la iglesia, fue el gobierno de Mauricio Macri el que encendió la mecha. El Jefe de Gabinete Marcos Peña, tras su presentación anual frente al Congreso de la Nación, afirmó que el presupuesto destinado a pagar los sueldos de la iglesia católica en el año 2018 es de $130.421.300. Además precisó que el haber mensual de un obispo diocesano es de $46.800 y el de un obispo auxiliar alcanza los $40.950. Considerando que el sueldo de los docentes en el  promedio a nivel país se encuentra en menos de la mitad de lo que cobran los jerarcas de la iglesia, el debate no se hizo esperar: ¿por qué el Estado tiene que hacerse cargo de los gastos religiosos?

El Jefe de Gabinete Marcos Peña, tras su presentación anual frente al Congreso de la Nación, afirmó que el presupuesto destinado a pagar los sueldos de la iglesia católica en el año 2018 es de $130.421.300.

El Estado argentino está obligado por la Constitución Nacional a sostener «el culto católico apostólico romano», lo que define que, aunque el Estado sea laico y garantice la libertad de culto, existe una responsabilidad estatal por cuidar de las necesidades de la iglesia. Las 3 leyes que regulan el dinero que se deriva a la iglesia fueron decretadas durante la última dictadura militar, entre los años 1979 y 1983. La buena relación entre el gobierno de facto y el poder religioso no es novedad, pero la realidad es que ninguno de los gobiernos democráticos posteriores pusieron en cuestión esta legislación.



El salario de los obispos está atado al de los jueces, ya que según la ley n°21.950, «los arzobispos y obispos con jurisdicción sobre arquidiócesis, diócesis, prelaturas, eparquías y exarcados del Culto Católico Apostólico Romano gozarán de una asignación mensual equivalente al 80 % de la remuneración fijada para el cargo de Juez Nacional de Primera Instancia«. En el caso de los obispos auxiliares, el monto corresponde a un 70% de la ganancia de los jueces. Esto significa que cada vez que los magistrados aumentan sus haberes, ya que cuentan con el beneficio de decidir sus propios sueldos, también aumentan los de los obispos católicos.

Las 3 leyes que regulan el dinero que se deriva a la iglesia fueron decretadas durante la última dictadura militar, entre los años 1979 y 1983.

Las otras dos leyes son la n°22.162 que deriva aportes a las parroquias de frontera, y la ley n°22.950 que establece un monto a otorgar a los seminaristas. Además de estos subsidios, la iglesia cuenta con la exención del Impuesto a las Ganancias y del Impuesto al Valor Agregado (IVA). Los $130 millones están lejos de ser los únicos gastos estatales en la religión, ya que no están consideradas otras derivaciones, como los subsidios a los colegios católicos. Tras ser consultado por este tema específico, Marcos Peña aclaró que es difícil conocer este monto ya que se realiza a través del Fondo Nacional de Incentivo Docente, que trabaja con escuelas públicas y privadas.

Según fuentes del Arzobispado, la ayuda económica del Estado solo representa un 7% de los gastos de la iglesia, que es principalmente sostenida por la colaboración de sus fieles. Los gobiernos argumentan que el apoyo a la iglesia tiene una cara social, ya que es una institución que se encarga por ejemplo de comedores escolares y de apoyo en barrios carenciados. Es difícil conocer el total de dinero que maneja la iglesia argentina porque las parroquias se manejan con independencia, pero se calcula que el Estado deriva miles de millones de pesos a la iglesia cada año. En el contexto de reducción del déficit que busca el gobierno de Macri, la iglesia no parece un espacio con margen de ajuste.



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