5 poemas argentinos sobre el otoño: relámpago amarillo sobre el verde

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Quizás no exista época del año más referenciada por la literatura: poemas sobre el otoño abundan a nivel mundial. ¿Qué es lo que tienen estos tres meses que inspiran a la escritura? La respuesta quizás no la conozcamos nunca, pero en La Primera Piedra seleccionamos cinco poemas sobre el otoño de poetas argentinos para sobrellevarlo. Ya sea ocupando un lugar central, o simplemente sirviendo de escenario para una acción que gana protagonismo, los meses «más crueles» siempre dan pie para que la poesía aparezca. 



1 – «Arces» – Alicia Genovese

Escribir otoño, el paisaje
los bosques de arce en Quebec
rojo llameante de las hojas
última pasión en el aire
leve de octubre. Relámpago
amarillo sobre el verde
aún,
el verde. Luz que inicia
su apagamiento hacia
el estupor del frío denso,
las nevadas

Ultima pasión flameante
en los arces
carente de congoja
salto apabullante de las ramas
corte de toda distancia
la mayor cercanía, lo más abierto
y múltiple, en el follaje
la confusión armónica de los cambios

Nada ha muerto aún
hay un final
que el fuego anticipa
en su terrible delicia, arces
Llegaré a Montreal
cruzaré de nuevo el río
el goce boscoso
y esta alteración
imperceptible que es mi aliento
mi ruido de viaje en los oídos
una aireación insensata
de la piel, boca voraz
y transpirante
un bosque de arces, una extranjera
intenta atraer la imagen
hasta su respiración regular
Bosque, eso que rompió
la postergada dicha
esa campana que hizo del aire
y de mí un hueco retumbante
eso que toqué y se encanta
en mi ojo táctil
¿era tu corazón?


2 – Sin título – Ariel Bermani

Espero la llegada del invierno.
Lo espero desde que empezó el verano.
Cuando finalmente llegue
voy a salir con mi Montgomery.
Para no tener frío en los dedos
voy a meter las manos en los bolsillos.
Dos cosas estoy planeando
para el invierno.
La primera, comprarme una bufanda
negra, ancha, para llevarla suelta,
arriba del Montgomery.
La segunda, invitarte
un chocolate con churros
en la Giralda,
una tarde de mucho frío.
Sentarnos cerca de una ventana.
Esa frialdad que te hace, a veces,
inaccesible.
O, por lo menos, lejana.
No sé, en realidad, si se trata de frialdad
o es sólo la distancia necesaia_
para preservarte,
para protegerte de mí
y de todos.

Entiendo ese modo tuyo de protegerte
yo también lo hago, a mi modo, que es un modo
distinto al tuyo.
Hacés bien al cuidarte, un poco, de todos,
pero, en especial, de mí.
Cuidate de mí.
Cuidate de mí, amor.

(Leer nota relacionada: Entrevista a Ariel Bermani: “No todo el que publica un libro es escritor”)



3 – «18» (fragmento) – Andi Nachon

Dejá que el otoño venga despacio. Los verdes
incontables del pino y el dorado
retenido por álamos: está el rocío
curva cada pasto cada junco
inclinado en el beso
con que suelos rozan y acarician
todo claro. Que se aproxime lerdo
al cruzar tanta materia – su festejo–
y no percepción
presencia
podés tocar en el simple
movimiento de tu mano. Gentilmente
este otoño llega, se te acerca casi
mirando de costado. Acumulan entonces las ardillas
hacendosas tus vecinas, a la carrera guardan para esos
días replegados que vienen. Vos te asoleás tranquila
mascando los snacks de arroz
y otra vez sos
aquella mujer loca que baila
la galería de una residencia prestada. Fin del verano

(Leer nota relacionada: ¿Qué es la poesía? #21 – Andi Nachon: “En la poesía no hay nada por lo que competir”)


4- Un salmo dijo Os – Celina Feuerstein 

y yo que pido
yo que siempre pido
escribo ahora
autorizada
y ruego
en voz alta
a quien escuche mi plegaria
a los ojos que alojen
la luz del mundo

un brillo

un reflejo donde vuelva
la belleza desprendida
de los días
en hojas de otoño
en gotas de rocío
iluminando

las risas de mi madre
los cantos de mi padre

¡tambores!
¡trompetas!
la marcha de la vida
que no cesa

Pido
salvarme del silencio
de olvidar las voces

y clemencia

a quien sea que tenga el poder
de impartirla
si las voces callan
si olvido.


5 – Mis amigos peronistas – Washington Cucurto

Ya no me saludan, ayer,
en un festival de poesía me los encontré a todos, cuántos días sin verlos,
poetas peronistas del 90, buenos muchachos…
admiradores de la Montaña Mágica, de la credibilidad
de la realidad que se
rompe.
Qué alegría de verlos… están frente a mí,
qué sensación, están todos los cerebros lúcidos
de la vieja patria peronista y montonera
que sólo existe en un par de versos prodigiosos…
Es otoño, muchachos, salgan a las calles.
Una alegría de verlos, gran emoción
pensé en abrazarlos…
Mas mi amigos peronistas ni un “hola”,
yo andaba como siempre pensando en mis hijos
con mi compañera cartonera hablándole a gente de Gonzalo Millán,
de la importancia para el mundo que tiene la alegría de La Casa de Cartón,
Martín Adán…
para el mundo del Instituto Goethe del centro de la Ciudad…
Ayer, con mis amigos peronistas
comíamos pizzas,
jugábamos al fútbol, hablábamos de poesía, la mente burguesa
no inundaba la esfera de las atrocidades
¿qué fue de los crecimientos libres, de las estéticas liberadoras?
¿Qué fue, dónde carajo está la poesía del futuro que cambiaría
el mundo? ¿Qué hacen con la cabeza llena de formalidades, vanguardias y retaguardias?
Siguen envueltos en la seda de la poesía igual que en un capullo…
subnormales, 30 % de hombres, Fidel los hubiera colgado a todos…
tendidos humildemente para que el capitalismo se los culee.

Ángeles guardianes de la esfera del oro,
practicantes de la mejor poesía,
ya ni me ven,
ni me saludan, ayer, nomás,
pensar que me querían tanto,
y yo sigo siendo aquél
que ayer nomás decía
el canto azul y la canción profana
ayer…
hoy, soy invisible,
les gritó “¡Oa, muchachos, mírenme!”

¡Es otoño, muchachos!

Acá estoy, mírenme
trabajo cada día más,
mis amigos peronistas se volvieron viejos y panzudos,
hasta pelados, a mí no me llegará la vejez a los 45 años y pelado,
jamás la vejez me llegará pelado, sino con canas blancas, pero jamás pelado,
y qué exito
tendré con las mujeres: Imaginensé:
un negro con una cabellera blanca.
Completamente blanco.
Mis amigos peronistas, ex admiradores de montos, porque montos no pudieron ser,
no les daba el cuero, tenían cinco años.
Pero disfrutaron de la década del 90 más que cualquier monto,
de las putas dominicanas,
Brasil, los viajes a la Conchinchina…
La pasaron bien.
Mis amigos peronistas ya no son más amigos míos,
comentan del cartonerío como una mala salida, se volvieron viejos,
ya no pueden correr una pelota,
están pelados y panzones…
… Yo tengo la necesidad… de comprar…:
cuatro prestobarbas por semana,
voy 3 veces al mes al peluquero…
Soy el lobizón en un mundo de finlandeses…

¡Es otoño, muchachos salgan a la calle,
no me hablen más de rimas!
Este poema es para que quede bien en claro…
qué es el peronismo… peronismo, sagrada palabra…
Mis amigos peronistas tienen el peor concepto del peronismo,
creen que el peronismo es la interpretación,
la intelectualidad burguesa,
muchachos, viejos del orto, el peronismo es juventud…
no se puede ser peronista sin ser joven.

Regla número 1:

En el viejo y revolucionario Partido
no se aceptan viejos chotos pelados
pálidos sin vida. E incapaces de
agarrar una pala, poner agua en un termo.

Regla número 2:

El Viejo Partido, no acepta
poetas sicoanalizados…
El sicoanalista del pueblo es Juan Perón…
El antiquísimo Partido no se encontrará nunca
con los grandes poetas peronistas de este país.
No aplasta el culo a la silla diez horas por día.
Yo aplasto el culo diez horas y otras 20 corro, corto, cojo, boxeo y escribo poemas a favor de mis amigos peronistas.
Mi día tiene 40 horas.
Mi día no se acaba nunca, no conoce la oscuridad,
en él retumba la cumbia… como en mi corazón…
Además tengo dos hijos y hermanos, compañeros del trabajo,
y tengo dos mujeres de este pueblo, ellas no escriben versos,
no pierden el tiempo en reuniones de poetas o presentaciones de libros,
mis dos mujeres trabajan cada día,
ellas son el triunfo final, de sus vientres saldrán
las personas que harán olvidar a estos viejos chotos,
pelados del orto, ellas están de parte de la vida, son la vida,
me dan vida y retoños hasta que cumpla 80 años.
Mis amigos peronistas, burgueses subsidiados por sus padres o el estado,
o la renta, hijos de políticos, de profesores, de ex montos que ahora tienen empresas, el zorzal llama a los montos,
el monto llamo al mono
pero el mono se ha independizado
ahora lee y escribe y certifica
“no se hace llamar peronista”.

Dice el burgués horrendo, cerdo acodado en los medios del Poder:
“Estan envueltos en la red de la poesía, igual que en un capullo”.
Yo agregaría, de estos judíos saldrá el monstruo o mariposa,
palidez y panza.

(Leer nota relacionada. ¿Qué es la poesía? #3 Washington Cucurto: “A la poesía no se la puede definir porque está cambiando todo el tiempo”)



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