Roberto Pettinato y el acoso

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Las declaraciones sobre Roberto Pettinato sobre el acoso evidenciaron, una vez más, la fuerza con la que el sentido común machista se encuentra arraigado en la sociedad. Pero además, trajo como respuesta los testimonios de varias mujeres que denunciaron públicamente haber sufrido maltratos por parte del conductor y que muestran que el silencio ya no es una opción. 



«A veces pienso que el acoso sucede porque la otra persona tarda mucho tiempo en decirte que no quiere coger con vos. Si la otra persona lo dijera rápidamente, el 50% de los hombres se achicarían», declaró el conductor Roberto Pettinato en una entrevista para el diario Perfil publicada el día domingo 28 de enero. «Me gustó la frase de Facundo Arana de que ‘el feminismo debería cuidar que su brazo fundamentalista no se lo trague’, que se destruya toda la femineidad y la seducción de la mujer hacia el hombre y viceversa. No podemos vivir en un lugar en el que no se pueda hacer un chiste o decir un piropo, eso significaría que el fundamentalismo se lo tragó», agregó.

«A veces pienso que el acoso sucede porque la otra persona tarda mucho tiempo en decirte que no quiere coger con vos. Si la otra persona lo dijera rápidamente, el 50% de los hombres se achicarían», declaró el conductor Roberto Pettinato en una entrevista para el diario Perfil publicada el día domingo 28 de enero

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Las afirmaciones de Pettinato fueron parte de una respuesta acerca de la denuncia de acoso que la actriz Calu Rivero llevó adelante contra Juan Darthés hace poco más de un mes. «Tuve cierta amistad con Calu, nos escribíamos, charlábamos, y con Darthés también, un tipo muy copado. Es difícil, no estuve ahí, no sé qué pasó. Calu tiene un ensañamiento que no le suelta nunca el tobillo a Darthés, no sé tampoco qué pretende», expresó el conductor.

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Las reacciones no se hicieron esperar. Luego de las declaraciones de Pettinato, varias mujeres salieron a denunciar situaciones de maltrato por parte del conductor, entre ellas, la periodista Fiorella Sargenti, la locutora Mariana de Iraola y la comediante Virginia Godoy, conocida como Señorita Bimbo. «Ojalá nos hubieran avisado antes a las chicas de Rock and Pop, así nos evitábamos los comentarios groseros (al aire y fuera), los manotazos a esquivar, los besos en el cuello a evadir y todo eso jamás consensuado o requerido», escribió Sargenti en su cuenta de Twitter. «Es necesaria esta ola de denuncias. Hay una cuestión estructural de desigualdad que es importante que hablemos”, afirmó luego la periodista al portal Cosecha Roja.




La frase de Pettinato acerca del acoso pone al descubierto la reacción del sistema machista arraigada en el sentido común: responsabilizar a las víctimas de las situaciones de violencia, a la «velocidad» con la que expresa o no su deseo. Que declaraciones como estas sigan surgiendo desde distintos personajes de la esfera pública marca la falta de consciencia respecto a lo que es el acoso: no respetar toda decisión que la mujer tome sobre su propio cuerpo, imponer a pesar de las negativas, actuar desestimando por completo la voluntad y sin embargo creer que no se hizo nada malo, que la culpa está en el alcohol, en la ropa, o en libertades, cuando en realidad la razón está en el varón queriendo demostrar su poder.

La frase de Pettinato acerca del acoso pone al descubierto la reacción del sistema machista arraigada en el sentido común: responsabilizar a las víctimas de las situaciones de violencia, a la «velocidad» con la que expresa o no su deseo.

Pettinato intentó rectificarse diciendo que se había equivocado de palabra durante la entrevista, pero no dejó de aclarar: «Las feministas están muy bien, pero no la gestapo feminista». Esta frase, sumado al «fundamentalismo» al que se refirió durante la entrevista a Perfil es también parte de la relativización de las denuncias del feminismo contra las desigualdades de género. Disolver la idea de sumisión basada en  en la inferioridad asignada culturalmente a la mujer requiere cuestionar todo lo que nos fue educado. No se trata solo de desnaturalizar los femicidios, sino también la discriminación, los chistes sexistas, el acoso, el maltrato, los prejuicios y toda forma de cosificación. 

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Que después de años de silencio, las mujeres estén finalmente marcando límites a los agravios, defiendan la libertad de decisión sobre su cuerpo y su vida y ya no acepten actos y expresiones machistas porque “así es como fueron siempre las cosas”, es algo que molesta.  Para el machismo, resulta incómodo tener que renunciar a privilegios que creían naturales, que el concepto de violencia tenga un sentido completamente distinto al que se creía instalado. Es parte de la resistencia a un cambio cultural que solo es posible gracias a quienes se atreven a alzar la voz contra el orden establecido.


 

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