120 latidos por minuto: cuando la lucha es vida

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Ahí donde se intenta retratar a una minoría, a alguien que sufre, a uno o varios marginados, hay una línea muy fina entre la victimización y la omnipotencia. Personajes que esquivan todas las balas y salen airosos o una redundancia de golpes bajos sin ningún otro fin que la lástima, que no termina de causar empatía, sino extrañeza y hasta rechazo inconsciente. La mayoría de los relatos hace pie de un lado o del otro. En el medio está el lugar exacto donde cae 120 latidos por minuto.

Por Natalie Dzigciot*


La película 120 latidos por minuto muestra la actividad de “Act Up Paris”, colectivo militante por los derechos de los infectados de HIV, durante los 90s. Lo que ahora parece obvio -campañas de prevención y concientización, difusión de métodos anticonceptivos, compromiso del estado con los afectados- en ese momento era una idea de revolución en las mentes de estxs loquitxs que se preguntaban cómo lograrlo.

¿Cómo hacer para que la sociedad entienda que no solo la comunidad homosexual estaba en riesgo, que se necesitaba concientizar a los jóvenes, proteger a los drogodependientes? ¿Atacar a funcionarios con globos de sangre falsa era ofensivo? Más ofensivo era que el gobierno y los medios trataran al sida como una epidemia rosa y que los laboratorios retuvieran y especularan comercialmente con resultados de pruebas de medicamentos.

¿Atacar a funcionarios con globos de sangre falsa era ofensivo? Más ofensivo era que el gobierno y los medios trataran al sida como una epidemia rosa y que los laboratorios retuvieran y especularan comercialmente con resultados de pruebas de medicamentos.

¿Y hoy? En el marco de una demora en la entrega de medicamentos para pacientes con HIV en Argentina, es un poco inevitable reflexionar sobre qué cambio desde ese momento, el rol del Estado, cómo se sigue estigmatizando a los ceropositivos, todo lo que se avanzó pero también lo que falta. Porque, ojo, el sida no es cosa del pasado.

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Trailer:


Que la muestra de esta realidad en 120 latidos por minuto no sea una caricatura del puto, de la muerte, de la militancia, sino casi una subjetiva -como si el que mira fuera un compañero más de esas tardes de debate y noches de placer- se debe, en gran parte, a las actuaciones que escapan a cliches y sentimentalismos pegajosos.  Sean, el personaje que interpreta el Argentino Nahuel Perez Biscayart, tiene una transformación tan poco forzada pero tan fuerte que no puede hacer más que movilizar a un público que, si pisó el cine con la idea de salir indiferente, va muerto.

Sean, el personaje que interpreta el Argentino Nahuel Perez Biscayart, tiene una transformación tan poco forzada pero tan fuerte que no puede hacer más que movilizar a un público que, si pisó el cine con la idea de salir indiferente, va muerto.

También es enorme el acierto del director de contar la historia sin solemnidad, sin absolutos y eligiendo las tomas exactas para hacer sentir al espectador un activista más. En 120 latidos por minuto, por momentos se desdibuja la línea entre ficción y documental. Esta cercanía tiene que ver con que el mismo Campillo fue parte de Act up y se ocupa de relatar no solo lo sórdido, sino las internas de la orga, la fuerza del movimiento y un principio de placer sin culpa que contagia. Lo escuché decir en una entrevista que si pensamos demasiado en los que murieron nos olvidamos de los que están vivos.

Por eso, escapando a la analogía directa sida/muerte que se hacía en la época, 120 latidos por minuto es una película llena de vida. Aunque de nuevo, más allá de la imagen del afiche oficial, no se imaginen un mundo feliz ni impermeable al sufrimiento. Ni del todo oscura ni una marcha del orgullo constante. Este juego de binaridad quebrada es un marmolado de climas y emociones.  120 latidos por minuto es, en definitiva, el tipo de película que hace sentir que todo está por hacerse



FICHA TÉCNICA

Director: Robin Campillo
Elenco: Nahuel Perez Biscayart, Arnaud Valois, Adèle Haenel, Antoine Reinartz
Guión: Robin Campillo
Fotografia: Jeanne Lapoirie
Edición: Robin Campillo
Producción: Fiona Gordon, Dominique Abel, Tanguy Dekeyser
GENERO: DRAMA
DURACIÓN: 144 MINUTOS
PAIS: FRANCIA
IDIOMA: FRANCES
AÑO: 2017

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