Cuando gobernar es reprimir, mientras el pueblo dice que no

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Mientras el gobierno de Mauricio Macri intenta aprobar la reforma previsional, la movilización de múltiples sectores trabajadores, sindicales, estudiantiles y populares al Congreso fue contundente. Frente a esto, y como se hizo costumbre en la gestión de Cambiemos, la represión se hizo presente de forma cada vez más brutal. Balas de goma desde edificios, gases en la cara de periodistas y jubilados y detenciones totalmente indiscriminadas en el estado de sitio que se convirtió, una vez más, el centro porteño. La represión es, así, la única respuesta al reclamo social. (Fotos: China Diaz)



La movilización de múltiples sectores convocada para el día de hoy al mediodía fue totalmente multitudinaria. Partidos políticos, espacios sindicales, estudiantes, gremios docentes, agrupaciones culturales y sociales y organismos de Derechos Humanos ocuparon el centro de la ciudad de Buenos Aires en dirección al Congreso Nacional. Edificio que fue nuevamente vallado con la presencia de más de mil uniformados de la Policía de la Ciudad, la nueva fuerza generada en este 2017.

Hoy, los diputados se disponían nuevamente a sesionar una reforma previsional -que aún se está tratando- a la que el pueblo argentino ya dio una contundente respuesta en las calles. Sin embargo, mediante las balas y las botas esperan imponer un retroceso contundente en los montos de jubilaciones, pensiones y asignaciones que, hasta la fecha, garantizaban derechos a los sectores más vulnerables de la población. Dinero que necesitan con urgencia para pagar una deuda que se impone a toda la sociedad, mientras los sectores más poderosos pagan cada vez menos impuestos.



La movilización que desde el mediodía aglutinaba a gran cantidad de gente en Av. de Mayo, pero también en las calles que la cortaban y las paralelas, fue avanzando en columnas frente a un territorio cercado. Por cuarta vez en dos semanas, la fuerza represiva militarizó una zona que fue colmada, una y otra vez, por organizaciones y manifestantes que se oponen a la reforma previsional. Por cuarta vez en pocos días, la respuesta del gobierno al reclamo social fue el accionar de las fuerzas de «seguridad».

Por cuarta vez en dos semanas, la fuerza represiva militarizó una zona que fue colmada, una y otra vez, por organizaciones y manifestantes que se oponen a la reforma previsional. Por cuarta vez en pocos días, la respuesta del gobierno al reclamo social fue el accionar de las fuerzas de «seguridad»

Al grito de «unidad de los trabajadores», la tensión se percibía en el aire. Esa unidad de los trabajadores se sabe que es fundamental en un contexto en que la distribución de la riqueza está siendo cada vez más desigual, aumentando dramáticamente la diferencia entre pobres y ricos. «Al que no le gusta, se jode«. La pelea por derechos que se creían ganados, vuelve a recrear épocas pasadas, pero también se percibe un aire distinto: un aire represivo. La represión con la gestión de Cambiemos se volvió cada vez más evidente, organizada y preparada.

Como si fuese un plan detallado, la represión en la ciudad comandada por Mauricio Macri y Patricia Bullrich, arranca cuando la desmovilización comienza. Mientras las organizaciones se van replegando, la gente empieza a disminuir en cantidad y las personas se van dispersando, la policía o la fuerza a cargo toma las calles. Policías motorizados, camiones hidrantes y botas comienzan golpear y detener indiscriminadamente. Dentro de bares, por las calles paralelas o dentro del mismo subte, la fuerza ejerce su brutalidad. Tira gases o detiene arbitrariamente a personas que se cruzaron frente a ellas.

Además de lo arbitrario, se dispara y detiene selectivamente: en las movilizaciones que fueron reprimidas durante este año, el número de fotógrafos, reporteros y periodistas que sufrieron la represión aumenta convocatoria a convocatoria. En el día de hoy ya se conoce la detención de casi 10 periodistas que se encontraban cubriendo la movilización y la esperada represión, además de varios comunicadores heridos. A su vez, casi 80 personas que participaron o no de la marcha -porque la única motivación para ponerlas a disposición de la justicia federal es cruzarse delante de los ojos de la fuerza represiva- se encuentran detenidas en distintas comisarias de la ciudad.



Mientras los trabajadores de medios autogestivos e independientes que intentaban reflejar lo que en verdad estaba sucediendo y sufrían la represión en carne propia, los periodistas de los grandes medios apuntaron nuevamente a la estigmatización y justificación de la represión. Mostrando solo imágenes de «manifestantes violentos», se olvidaron evidenciar escenas en que los propios efectivos que apuntaban balas y gases en las caras de personas que se les acercaban de forma pacífica, o de jubilados que huían de la brutal cacería desplegada.

Los grandes medios mostraron solo imágenes de «manifestantes violentos», olvidando evidenciar escenas de los propios efectivos que apuntaban balas y gases en las caras de personas que se les acercaban de forma pacífica, o de jubilados que huían de la brutal cacería desplegada.

Casi 100 heridos también son el resultado de un plan represivo estatal y gubernamental cada vez más violento. Además, al accionar policial se sumó la Gendarmería intentando provocar con su presencia en el centro porteño. Mientras de distintos sectores se busca justificar el accionar estatal, la sangre siempre se encuentra del mismo lado y el retroceso de derechos solo ocurre contra los sectores más vulnerables de la sociedad.



Una vez más, el ajuste espera aprobarse en las horas de la madrugada. Sin embargo, si el gobierno sigue manteniendo el mismo tipo de diálogo, la sociedad seguirá saliendo a las calles para enfrentar un plan neoliberal del cuál el final es conocido. Como si fuese una historia repetida, la ciudad de Buenos Aires y otras ciudades del país, luego de las 20 horas, se llenaron de cacerolazos y bocinazos contra una clase dirigente que sigue dando la espalda a los reclamos del pueblo.

A pesar del miedo que busca imponerse, mediante el uso de la fuerza, las calles estuvieron, de día y de noche, colmadas de personas que se preparan a enfrentar el ajuste en el país. Jóvenes, adultos, jubilados, docentes, estudiantes, trabajadores ríen bajo un sol que quema. También cantan y saltan para enfrentar con el cuerpo la violencia del gobierno. Esa alegría que solo se puede encontrar en las calles llenas de militancia aunque se sepa, aunque se espere, la represión horas más tarde.



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