Entrevista a Jamila Castillo: la obra de Cortázar hecha música latinoamericana

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«Se trata de canciones a las que uno no asociaría con el Cortázar que conocemos los lectores. Funcionan por así decirlo como obras independientes», cuenta Jamila Castillo. Música y periodista cubana que reside en España, llega al país por segunda vez para mostrar sus «Cortázar Songs»: una serie de poemas azarosos del célebre escritor argentino, vueltos a los distintos ritmos de un continente tan variado musicalmente como el nuestro. «Como surgieron de mi lectura aleatoria de los poemas diseminados del Cronopio mayor, no guardan una correspondencia estilística. Lo que quiere decir que puedes armar con ellas el puzzle que quieras», señala Castillo. Conocé más de esta propuesta, a continuación.


Rayuela LSF


– ¿Cómo definirías las Cortázar Songs para aquellos que todavía no las conocen?
– Bueno, para empezar, te agradezco tus preguntas, porque como ya me tienes acostumbrada, me descolocan, y hacen pensar. Voy a responderte a bote pronto que se trata de canciones que uno no asociaría con el Cortázar que conocemos los lectores. Funcionan por así decirlo como obras independientes, son un ramillete de músicas libres, cada una con un tema y responden también a géneros distintos y distantes de la canción. Hay desde un blues hasta una zamba argentina y un brasileño. Sabes que pasamos de la milonga al son cubano deliberadamente. Como surgieron de mi lectura aleatoria de los poemas diseminados del Cronopio mayor, no guardan una correspondencia estilística. Lo que quiere decir que puedes armar con ellas el puzzle que quieras. ¿Responde a tu pregunta?

(Leer nota relacionada: La vuelta a Julio Cortázar en 80 citas)

-Claro que sí. En ese sentido, Cortázar era un gran apasionado de la música, ¿intentás transmitir ese sentimiento en tus canciones?
– No premeditadamente. Están implícitos en su propia poesía esa musicalidad, ese saber y sentido rítmico, armónico y melódico innatos en él. Por eso, siempre digo que en esos poemas yo sentí, más bien escuché, cómo aguardaban esas melodías.

Se trata de canciones a las que uno no asociaría con el Cortázar que conocemos los lectores. Funcionan por así decirlo como obras independientes, son un ramillete de músicas libres cada una con un tema, responden también a géneros distintos y distantes de la canción

– ¿Cómo vivis vos la relación entre la música y la literatura de Cortázar?
– La vivo, como tú dices, a través del ritmo interno que poseen sus textos, narrativos y poéticos propiamente dichos. Un swing que está presente en casi toda la obra. Para él, era esencial escribir de acuerdo con esa pauta, como si estuviera improvisando jazz con un instrumento o con la voz. A veces siento que no es tan importante lo que dice, sino las cadencias, las pausas con que se expresa. Al punto en que la historia que narra se queda por momentos suspendida para dar paso a una marea que discurre sobre la hoja en blanco. Es muy hermoso.


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– ¿Qué recuerdos te llevás de tu anterior presentación en Argentina durante el 2014? ¿Qué te pareció el público argentino?
– Me gustó sobre todo la sorpresa con que recibieron que una cubana hubiera musicalizado sin ninguna sacralidad, aprovechando ritmos y sonoridades asociados sobre todo a la tropicalidad, la poesía aún velada de Don Julio, como le dicen ustedes. Me gustó mucho que fueran de nuevo los jóvenes los que más acudieran a los conciertos y nuevamente validaran el aura cortazariana con total desenfado, con una sonrisa de complicidad en los labios. Fueron conciertos muy lindos los del Teatro del Viejo Mercado y del Museo nacional de Bellas Artes, durante los actos por el 100 cumpleaños de Cortázar.

Vi un espiritu vital en el pueblo en general. Me fui con muy buen sabor de boca. Con relación a las visiones que Cortázar fue dejando sobre la Argentina durante su obra, creo que él como argentino al fin, siempre tenía una óptica critica, muy melancólica cuando estaba en la distancia; y tambien por momentos sarcástica, humorística

– ¿Qué impresión te dejó Buenos Aires? ¿Tenía razón Cortázar en sus descripciones?
–  A mí me dejó una impresión muy grata, creo que la gente estaba muy feliz, muy activa construyendo una etapa con mucha ilusión. Vi un espíritu vital en el pueblo en general. Me fui con muy buen sabor de boca. Con relación a las visiones que Cortázar fue dejando sobre la Argentina durante su obra, creo que él, como argentino al fin, siempre tenía una óptica critica, muy melancólica cuando estaba en la distancia; y también por momentos sarcástica, humorística. Era como un argentino más, muy crítico con su propia realidad, pero a su vez, muy enamorado de la forma de ser de su propia gente. Yo, como cubana, siempre tengo una distancia más bien halagadora. Me gusta Argentina, me divierte cómo son, y siempre me despiertan cierta ternura y gran admiración también. Me duele cuando están mal, me alegra cuando están arriba.

-¿Qué te produce realizar esta suerte de gira por el interior de Argentina?
– La fundación SGAE me ha premiado en 2016 con una Ayuda a giras internacionales para la difusión de mi autoría, y aquí estoy gracias a ella. Hice la propuesta de venir a Argentina a compartir mi trabajo autoral de Cortázar con Pablo Fauaz, un notable cantautor de ascendencia mendocina, quien, además, es un buen guitarrista acompañante. Tenía deseos de que otros músicos tocaran y cantaran mis temas de Cortázar, que se vayan quedando por acá es uno de mis objetivos. La obra de él debe ser, ante todo, bien conocida en su país de origen y en nuestro continente. La música es un excelente vehículo para ello, y creo que las Cortázar Songs, lo demuestran.


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– En ese sentido, este jueves tuviste un recital muy especial en el interior de la casa donde vivió Julio Cortázar en el Barrio Rawson, ¿qué sensaciones te genera eso?
-Desde que la dueña Nelly Schmalko me permitió subir a su departamento que fue de la familia Cortázar, yo sentí que había tenido sentido venir de nuevo a la Argentina en ese marco del 100° aniversario, con estas canciones. Allí vive aún el espíritu de él, y, como creo que aún sigue entre nosotros dándonos aliento, tratando de que veamos la vida de un modo no convencional, -para que encontremos los momentos de incontable felicidad que nos depara-; pienso que esa velada íntima dio mucho de sí. Ese lugar, tanto como ese barrio que cada vez se va dinamizando en torno a su nombre, merecen mucho el esfuerzo creativo de todos los amantes de la cultura.

(Leer nota relacionada: Entrevista a Nelly Schmalko: “En el año del centenario hubo más presencia que nunca de Cortázar en el ambiente”)

– Por último, ¿qué se va a encontrar el público con Cortázar Songs?
– Me va a encontrar a mí y a Fauaz, encantados de pasarnos una hora y media cantando, que es lo que más nos gusta hacer en esta vida. Arropados además, por el aura de nuestro querido cronopio.


Fotos: Tamara Grosso


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