Una especie de familia: las voces de los protagonistas

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La Primera Piedra asistió al junket de prensa de Una especie de familia y entrevistó a tres de sus protagonistas: Diego Lerman, director y guionista; Claudio Tolcachir, quien interpreta al personaje de Mariano (esposo de Malena, la protagonista); y Daniel Aráoz, que encarna al Dr. Costas (un eslabón más en esa cadena que constituye la microindustria de la adopción ilegal). Sus voces condensan la complejidad y la sensibilidad con la que se ha trabajado cada personaje en esta trama. El film aborda con altura y sin caricaturas burdas o dicotomías reduccionistas, una temática áspera a través de la cual se evidencia la ausencia del Estado y las enormes desigualdades sociales como causa primera de muchos males de nuestra sociedad.



Diego Lerman (director del film)

— ¿Cómo surgió la idea para Una especie de familia? 

Diego Lerman: Yo la pensé de manera inversa pero análoga a mi película anterior, Refugiado. Ahí era un viaje de una madre con su hijo que contaba la disolución de una familia; acá también se trataba de contar un viaje, pero el objetivo era la formación de una familia. A partir de ahí empecé a investigar sobre el tema de la adopción, y cómo de desarrollaba acá en nuestro país.

Bárbara es una actriz muy generosa; yo necesitaba a una persona que se entregara totalmente, que se tirara a la pileta porque acá no había términos medios.

— ¿Con qué te encontraste en ese proceso de investigación?

DL: Es muy complejo. Fueron muchos testimonios y muy diferentes. Por un lado, tenía los relatos de algunos conocidos que habían ido a Misiones o a otros lugares a adoptar; también tenía los relatos sobre las frustraciones de quienes no habían podido hacerlo. Pero hasta ese momento no tenía la otra campana, y ese fue el elemento que me ayudó a terminar de armar el corazón de la película: pude entrevistar a madres que habían tenido que dar o vender a sus hijos. Y me encontré también con la complejidad de ciertas regiones: la gran desigualdad social y la ausencia del Estado que permiten la proliferación de estas pseudo-mafias que aparecen en la película. Otra de las cuestiones fundamentales es que acá el aborto es ilegal.

 — Contaste por ahí que te hiciste pasar por una persona que quería adoptar hasta que te hicieron una oferta económica. ¿Cómo fue ese proceso y de qué manera operaron tus propios límites éticos?

DL: Bueno, a mí me habían dicho que todo esto había cambiado mucho con el nuevo Código Civil sancionado hace dos años, y tenía los relatos de policías, enfermeras, médicos involucrados o que me negaban su participación. Pero quería entender en carne propia cuán activo seguía el tema y qué tan fácil era acceder a estos circuitos; fue más la curiosidad. Entonces me acerqué hasta una sala sanitaria muy humilde porque me habían pasado el dato, y me hice pasar por una persona que quería adoptar un bebé. Me hicieron una propuesta económica y hasta ahí llegué: les dije que iba a pensarlo y me retiré.

— ¿Cómo llegaste a Bárbara Lennie para el rol protagónico y cómo fue trabajar con ella en el rodaje?

DL: Yo estaba buscando a una actriz con ciertas condiciones, porque el rodaje iba a muy ser exigente desde lo emocional e incluso desde lo físico: altas temperaturas, locaciones sin señal de celular ni el confort ideal. Todo eso demandaba una actriz que estuviera dispuesta a vivir una experiencia así. Además, también estaba el desafío de trabajar con actores no profesionales y el tema del acento, que a mí me generaba un poquito más de dudas porque era imposible que luciera española. Finalmente hicimos unas pruebas por Skype y me convenció: ¡habla perfecto el argentino y se switchea de una forma maravillosa! Bárbara es una actriz muy generosa; yo necesitaba a una persona que se entregara totalmente, que se tirara a la pileta porque acá no había términos medios.

Y me encontré también con la complejidad de ciertas regiones: la gran desigualdad social y la ausencia del Estado que permiten la proliferación de estas pseudo-mafias que aparecen en la película. Otra de las cuestiones fundamentales es que acá el aborto es ilegal.

— ¿Cómo fue el proceso para llegar a esta ambigüedad que plantea la película? Los personajes toman decisiones moral y legalmente cuestionables, pero muchos de ellos sienten que lo hacen por buenas razones.

DL: La investigación me enfrentó de lleno con este dilema. De pronto me entrevistaba con un abogado que estaba involucrado en este tema y yo mismo tenía una posición al respecto, pero en sus argumentos veía que el asunto era mucho más complejo de lo que me había imaginado. Claramente no era una de héroes y villanos, sino que todo se teñía de una fuerte ambigüedad. Casi al modo de las tragedias griegas, donde los personajes actúan bajo fuerzas dramáticas y en medio de un contexto adverso para todos. Entonces intenté reflejar esa dualidad en cada uno de los personajes. Quizás el más controvertido en este aspecto era el de Dani Aráoz, (Dr. Costas). Por eso les pedí a todos los actores que defiendan a sus personajes y no los juzguen.


Daniel Aráoz (doctor Costas)

— ¿Por qué dijiste que sí a este proyecto y cómo fue la lectura del guión de Una especie de familia?

Daniel Aráoz: Lo primero que le dije a Diego cuando me dio el guión fue: «¡Qué bueno que estés haciendo una película así! Que hable de la mujer, del deseo de ser madre, de las niñas y los niños, de la legalidad y la ilegalidad de la adopción, del tráfico de bebés». Porque, en definitiva, ¿qué mundo estamos construyendo y para quién? Todo esto tiene características infernales. Debatir la cuestión nos lleva a pensar en nuestros propios hijos. Creo que es una película conmovedora y necesaria.

— Te tocó un personaje difícil, porque el doctor Costas es bueno, entrador, seductor y, sin embargo, al mismo tiempo se mueve en ámbitos bastante turbios teñidos por la clandestinidad. ¿Cómo fue trabajar este papel?

DA: Eso lo tenía muy claro Diego. Yo no trabajo con la observación, sino más bien con mis propias energías, poniéndole el pecho a las balas ahí en el set. Es más bien un trabajo instintivo e intuitivo. Fue un trabajo muy importante, pero siempre a partir de las mis propias energías y de la historia en sí misma.

Debatir la cuestión nos lleva a pensar en nuestros propios hijos. Creo que es una película conmovedora y necesaria.

— ¿Qué tipo de recepción e identificación esperás del público con la historia en general y con tu personaje en particular? 

DA: Creo que todos trabajamos contando una historia, más allá de los personajes. Por momentos creo que es un villano, pero después veo la moral. Esto no nos permite entrar en el dolor o en la oscuridad. La realidad es compleja y eso es lo que de algún modo muestra la película. Son personajes que están presentes en la realidad de hoy. Mi registro actoral va por este lado: yo busco que mis personajes no sean tan llanos, sino que pueda verse un conflicto interno en cada uno de ellos.

— ¿Cómo fue trabajar con Bárbara Lennie?

DA: A mí me encantó. Bárbara está en un momento increíble. Es una estrella del cine español y ahora está filmando muchas películas allá. Pero fue muy lindo escuchar su tono argentino, conocer la historia de sus padres que tuvieron que irse del país en un momento de crisis. Eso está intacto en ella y… es demoledor. Y también está Yanina Ávila en el rol de Marcela, la madre biológica. En ellas está toda la fuerza de la mujer.


Claudio Tolcachir (Mariano)

— ¿Cómo llegó el guión de Una especie de familia a tus manos y por qué aceptaste participar del proyecto?

Claudio Tolcachir: Me llamó Diego para contarme de la peli y ahí ya me entusiasmé porque me encanta Diego y me encanta el cine. Leí el guión y me volví loco. Me pareció intensísimo, a tal punto que no podía parar de leer. Así que fue un «sí» rotundo. Creo que salió una película hermosa: conmovedora, real, poética y que vale la pena.

Desear un hijo es algo que nos puede tocar a todos, es un motor muy grande de la vida ese amor o ese deseo de amor.

— ¿Cuál fue el rasgo que llamó tu atención de Mariano, el personaje que te tocó interpretar?

CT: Me gustó mucho porque es posible. Ellos se separaron pero se quieren, y hay infinidad de casos de parejas que, aún después de separarse, siguen estando el uno para el otro. Todo de ellos me conmueve porque son imperfectos, les salen mal las cosas. Y desear un hijo es algo que nos puede tocar a todos, es un motor muy grande de la vida ese amor o ese deseo de amor.

— ¿Cómo fue trabajar este personaje durante el rodaje?

CT: Diego es un director muy humano y apunta a trabajar con seres tridimensionales; no dibujos o caricaturas, sino personas. Entonces en las decisiones siempre tuvimos en cuenta que se querían, pese a que se habían separado; que el deseo de tener un hijo había sido de los dos. Se tomaron muchas decisiones para que no fuera tan sólo la ex-pareja enfrentada. Cada personaje de la película está trabajado desde ese lugar, entonces uno los puede querer y comprender. Comprender no supone darles la razón, pero sí hacerlos más humanos.

— ¿Qué te pareció el abordaje de un tema tan complejo cuando te enfrentaste al guión?

CT: Es muy movilizador. A mí me parece que la película intenta mostrarnos algo que sucede, que se hace, que pasa. Hubiera lamentado que se tomara partido desde un lugar aleccionador y es una buena decisión dejar en manos de los espectadores ese juicio. En tal caso, lo que está mal no es la película sino lo que pasa, y tendríamos que hacer algo en relación con eso. Estos personajes se ven envueltos y obligados a tomar decisiones que no quisieran; corren sus límites porque están cada vez más cerca, porque es posible y hay una vida en juego. Pierden la razón por esa pulsión de amor. Lo tremendo es que esto pueda suceder y no haya algo que lo facilite: que esos padres que desean un hijo y esos hijos que necesitan un padre no puedan encontrarse.



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