Reseñas Caprichosas – «Contradanza» de Blanca Lema: el Butoh y la exploración del cuerpo

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Contradanza (Paradiso, 2016) de Blanca Lema es una novela particular, tanto por su temática como por la forma de ser contada. Pirina, su protagonista, es una excéntrica profesora de danza Butoh, y todo en ella es fuera de lo común. Por eso la prosa de Lema, intensamente poética, contribuye a lograr un clima constante de enrarecimiento, que cautiva al lector tanto como logra incomodarlo a lo largo del libro. 

Por Tamara Grosso*



Sobre la autora

na32fo01Blanca Lema nació en Buenos Aires en un hogar de artistas plásticos. Es poeta, novelista, guionista de cine, y performer de poesía y danza Butoh. Trabaja como asesora e investigadora en innovación creativa. Parte de sus trabajos fueron publicados y traducidos en Europa. Algunas de sus obras editadas son: La Rosquilla (Ed. Elea) Poemas de la Tristeza Violeta (Ed. Colombo), y Aparición (Ed. Imagine, Madrid) y la novela Taper Ware (Paradiso, 2009).


 El Butoh y la exploración del cuerpo

La danza Butoh es un conjunto de técnicas de danza orientales creadas en 1950 por Kazuo Ohno y Tatsumi Hijikata, quienes conmovidos por bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki, comienzan la búsqueda de un nuevo cuerpo, el cuerpo de la postguerra. En ese momento, los sobrevivientes, heridos, caminaban por las calles y la danza Butoh buscó representar esa oscuridad. No es una danza «bella» en el sentido en el que estamos acostumbrados.

La protagonista de Contradanza  es una  excéntrica profesora de danza Butoh. Una mujer que no se atreve a salir de su casa y no tiene contacto con otras personas que sus alumnos y el encargado de su edificio. También es una voyeur que pasa el día mirando por su ventana el mundo con el que ya no se atreve a interactuar.

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El libro logra captar esa esencia del Butoh: la prosa cargada de poesía de Contradanza es cruda, se permite descripciones burdas, y no se cuida de incomodar al lector, que puede al mismo tiempo sentirse cautivado y perturbado por una narración centrada en los personajes.

Pirina -la profesora- y sus alumnos, entre ellos dos adolescentes que son quizás los únicos capaces de entenderla y conmoverla, son la excusa para narrar un mundo futuro que parece estar en ruinas (tal vez como el mundo de posguerra que inspiró la creación de los movimientos del Butoh).

Al igual que puede suceder al ver por primera vez una danza extraña, el lector que logre superar el singular pacto propuesto podrá disfrutar de una novela que no es fácil de olvidar.


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