Reseñas Caprichosas – «Plaza Washington» de Alejandra Pultrone: la intimidad diaria de la poesía

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El libro Plaza Washington (Zindo & Gafuri, 2017) de Alejandra Pultrone oscila entre el diario personal y un poemario. A partir de la brevedad y la condensación de sentidos, la autora va haciendo referencia a una enfermedad de un familiar que va a su obvio final, a la vez que intercala con las reflexiones que a diario a traviesan la mente de un escritor. ¿Cuándo se escribe y cuándo se vive? 


Sobre la autora

Alejandra-Pultrone-por-Agustin-MourelleAlejandra Pultrone nació en 1964 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es profesora en Letras por la Universidad de Morón. Publicó los libros La cuerda del silencio (1990), Hopper (1995), Ciudad demolida (1999), Restos de poda (2005).

(Leer nota relacionada: Editoriales Independientes #8 – Zindo & Gafuri: “La poesía tiene una libertad total por su poco valor de mercado”)


La intimidad diaria de la poesía

¿Cuáles son los límites entre la realidad y la literatura? ¿Qué hace un escritor cuando no escribe? Esas preguntas parecen rondar a lo largo de Plaza Washington (Zindo & Gafuri, 2017) de Alejandra Pultrone, donde se oscila entre el diario personal y el género poesía. Aprovechándose de la brevedad de ambos registros, la autora condensa sentidos potentes en pocas palabras, logrando que el lector no quede indiferente.

Partiendo de la enfermedad de su padre, la autora comienza a anotar breves -brevísimas- acotaciones a manera de diario íntimo, aunque no estén fechadas y hasta guardando cierta independencia entre sí, lo que conlleva a que pueda ser leído como un poemario ordinario. Sin embargo, la cuota de intimidad que se puede encontrar en cada página, sumada a la delgada línea entre literatura y realidad, hacen de Plaza Washington un libro más que particular.

plaza 2Por ejemplo, puede leerse a lo largo del libro: «Extracción de la piedra de la memoria, suplico»; «Sin deseo de escribir./ La literatura hace tiempo inició su retirada./ Este dolor escribe emancipado»; «Arrojar la memoria./ Que caigan lejos los fragmentos de la felicidad».

En esa decisión estética de medir cada palabra, donde la potencia de lo breve se despliega en todo su esplendor, lo que hace que Plaza Washington se sostenga a lo largo de sus hojas. En ese sentido, hay también una frontera endeble entre la interrogación y la afirmación, lo que vuelve aún más seductor el estilo elegido por Pultrone. Así,se insta a «Resignar lo comunicable» y también se evoca un deseo: «La distancia necesaria para poder soñar sin fracasar». 

De esta manera, el lector viaja por la intimidad que siempre puede presentarse en la poesía, pero que Pultrone vuelve aún más explícita para que las fronteras entre la vida y la literatura sean más permeables todavía. En búsqueda de «Recobrar el antiguo latido del entusiasmo», los versos de este libro avanzan de forma impredecible, pero con una meta segura: encontrar ese costado íntimo, casi personal, que existe en cada palabra.


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