Reseñas Caprichosas – «Kerosene de lo posible» de Leandro Gabilondo: el combustible cotidiano

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Los poemas que integran Kerosene de lo posible (Caleta Olivia, 2017) de Leandro Gabilondo muestran un tono cercano, cotidiano, muchas veces próximo al habla de todos los días. Sin embargo, eso no le impide al autor poder dejar en claro su posición respecto a diferentes problemáticas para repensar el combustible de lo cotidiano. Con influencias del idioma del rock, este poemario le da al lector historias e imágenes que, si se descuida, puede llegar a confundir con las personales.


Sobre el autor

gabilondoLeandro Gabilondo nació en Arrecifes en 1985. Vivió y estudió en Rosario, pero desde 2007 vive en Capital Federal. Sus libros, Delivery con lluvia (2012), Retiro (2013) -ambos de poesía- y La pertenencia (2015) -prosa-, fueron editados por Espiral Calipso. Además, se lo puede leer en su blog www.telojuroportuhamster.blogspot.com

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El combustible cotidiano

¿Cuál es el combustible de lo cotidiano que hace que todo siga sucediendo? ¿Cómo pensar, alejarse, reflexionar sobre algo en lo que uno está metido hasta las rodillas? Ese par de preguntas pueden ser los disparadores iniciales de Kerosene de lo posible (Caleta Olivia, 2017), de Leandro Gabilondo. Dueño de una voz directa, sencilla y ligera, el autor no teme a dar sentencias sobre sus pareceres.

Alternando poemas largos y otros muy breves, el estilo de Gabilondo es notorio ya en los primeros poemas del libro, donde se puede leer: «Atención, muchachos y muchachas,/ ustedes que aman pero no lo saben,/ todavía pueden estar a tiempo». O también: «A veces me da miedo que el amor/ se canse de la cultura occidental/ y decida irse para siempre.// Si eso pasa, habrá una sola razón/ para que se arrepienta:// una chica con un buzo/ que le queda grande». Ese tono fresco, sincero, va a ser lo que caracterice los versos del autor y también empezará a revelar cuál es la fuente de donde sale el combustible que necesita para escribir.

kerosene2Con influencias de las letras del rock nacional, la poesía de Gabilondo se desenvuelve con esa misma soltura, logrando que el lector se imante a un verso y pueda repetirlo de memoria en una conversación. Ahora bien, como ya se dijo antes, ese tono familiar y fraternal no evita que el autor pueda dar su opinión y ser tajante sobre lo que le parece: «La primera/ independencia/ es leer». O también: «El amor es un colibrí asustado/ que no tiene miedo a morirse,/ por eso el revoloteo,/ por eso la belleza». Uno más: «La primera es una piba/ que está tranquila/ porque hizo lo que sentía»

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No hay vergüenza ni arrepentimientos a la hora de escribir para el autor de Kerosene de lo posible, donde la poesía es el vehículo para responder -al menos por un rato- preguntas eternas y seguir avanzando por el lado de la sombra en verano o buscando el sol en invierno. El barrio es un lugar, pero también es una actitud de mantener cerca a los afectos, y eso es algo que la poesía de Gabilondo deja bien en claro. Él mismo lo escribió: «La distancia/ es un tapial/ con el borde/ lleno de pedazos/ de botellas rotas».

De esta manera, el combustible de lo cotidiano va a estar en los pequeños detalles que dan fe de lo esencial: el amor, el cariño familiar, la irreverencia del que lucha por algo más o esa leve costumbre que se nos hizo cicatriz. La poesía de Gabilondo no tiene velos, se muestra tal cuál es y ahí radica su eficacia, ya que no cualquiera puede usar esa misma estrategia y obtener un buen resultado. Gabilondo sí lo logra y le da al lector breves frases que lo van a acompañar después de cerrar el libro: «La canción no tiene/ nada que ver con vos,/ pero vos tampoco tenés/ nada que ver conmigo,/ sin embargo te pienso/ como si fuésemos/ kerosene de lo posible». 


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