Lula da Silva: una condena que pone en jaque el futuro de la democracia en Brasil

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El ex-presidente de Brasil, Lula da Silva, fue condenado a 9 años y medio de prisión por corrupción y lavado de dinero el miércoles pasado. Al momento de conocerse la noticia, Lula lideraba las encuestas para reemplazar al actual presidente Michel Temer en las próximas elecciones, pero la sentencia lo inhabilitaría a ejercer un cargo público por los próximos 19 años. El Partido de los Trabajadores denuncia que la condena es una estrategia de la derecha para mantenerse en el poder, tras el cuestionado impeachment de Dilma Rousseff.

Brasil se encuentra en el medio de una crisis política de la que difícilmente pueda salir ileso. La última presidente votada por el pueblo brasileño, Dilma Rousseff, fue retirada de su cargo a través de un proceso de impeachment por estar sospechada de «crímenes de responsabilidad» relacionados a maniobras desleales con préstamos estatales.

A su vez, también fue alcanzada por el escándalo de corrupción conocido como Lava Jato, que involucra a empresarios y políticos de diferentes partidos. Su sucesor en el cargo, el actual presidente Michel Temer, también está sospechado de formar parte de esta red de corrupción, y recientemente un audio suyo admitiendo haber recibido sobornos puso en riesgo su continuidad en el cargo.

Lula da Silva, ex-presidente de Brasil durante 2003 y 2011, fue condenado el miércoles pasado a 9 años y medio de prisión por los delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero. El fallo dictado por el juez Sergio Moro se basa en la adquisición y remodelación de un departamento que habría sido otorgado por la constructora OAS para conseguir su influencia en los contratos estatales. El caso surgió a partir de los dichos del ex-presidente de OAS, Leo Pinheiro, quien aportó información para negociar la reducción de su condena a través de la figura de la delación premiada.

Lula da Silva, ex-presidente de Brasil durante 2003 y 2011, fue condenado el miércoles pasado a 9 años y medio de prisión por los delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero.

La sentencia de Lula no será efectiva hasta no ser ratificada en una segunda instancia, por lo que continúa en libertad. La oposición denuncia que esta condena se hizo pública en un momento clave para la campaña electoral, ya que Lula da Silva se presentará como candidato para las próximas elecciones presidenciales. Hasta el momento de la publicación de la sentencia, el ex-presidente lideraba las encuestas electorales frente al actual presidente Michel Temer, lo que hace sospechar al Partido de los Trabajadores que se trate de una maniobra en su contra.


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El futuro político de Brasil con Michel Temer al poder continúa siendo desalentador para los trabajadores. Temer está sospechado de haber participado directamente en el caso de corrupción del Lava Jato, a pesar de haber liderado la oposición a Dilma Rousseff mientras formaba parte de su mismo gobierno. Temer es un referente de la derecha brasileña, quien recientemente ha impulsado una reforma laboral que permite ampliar la jornada de trabajo de 8 a 12 horas y aumenta la edad jubilatoria a 65 años, igualándola entre hombres y mujeres.

Temer es un referente de la derecha brasileña, quien recientemente ha impulsado una reforma laboral que permite ampliar la jornada de trabajo de 8 a 12 horas y aumenta la edad jubilatoria a 65 años, igualándola entre hombres y mujeres.

Frente a un presidente con un bajísimo apoyo popular quien es reconocido por su apoyo a los empresarios y por los manejos corruptos dentro de su gobierno, el ocaso de la alternativa de Lula da Silva como presidente reduce las posibilidades de una salida popular al conflicto político que enfrenta Brasil. 

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