Reseñas Caprichosas – «8’17» de Deborah Hadges: un río que fluye pero no deja nada atrás

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El poemario 8′ 17 (Modesto Rimba, 2016) de Deborah Hadges tiene la coordenada de un río que avanza y fluye de manera persistente, pero sin por eso dejar nada atrás, donde cada recuerdo e imagen, por más pequeña que parezca, aparece de vuelta en la memoria. Con una voz lírica muy personal, la autora coquetea con otros estilos para lograr un libro que mantiene un hilo conductor invisible, igual que las cosas que hacemos aunque no sepamos muy bien por qué.  


Sobre la autora

debi-perfilDeborah Hadges nació en Buenos Aires en 1991. Es Licenciada y Profesora en Letras (UBA). Empezó a escribir en los talleres de Siempre de viaje en el 2012. En el 2014 presentó su primer libro de poemas titulado La desplazada y en 2016 fue seleccionada para la antología Apología 3 (Letras del Sur).

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Un río que fluye pero no olvida

Todo tiene su propio movimiento, incluso lo inmaterial. En esa línea parece desarrollarse 8′ 17 (Modesto Rimba, 2016) de Deborah Hadges, donde los personajes, sus acciones, recuerdos y el decorado que los rodea se mueven y fluyen como un río. A veces unidireccional, otras veces impredecible, pero siempre en marcha. En ese sentido, puede leerse: «fui/ como si el problema estuviera en la distancia/ me fui derecho/ una pérdida de tiempo girar/ en medio de la huida».

Una clave para entender los poemas de Hadges es pensar en la autonomía y la independencia que tienen todas las cosas que nos rodean, convirtiéndonos la mayoría de las veces en simples espectadores de lo que está pasando, aún cuando creíamos que teníamos un rol protagónico. Así, nuestra boca, brazos y gestos pueden ser algo tan extraño y ajeno que tenemos que volver a ellos una y otra vez para terminar de entenderlo: «hubiera faltado/ una aproximación/ incluso casual/ algún destello de un labio/ que grite atención».


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8′ 17  tiene un objetivo que en cierto punto puede parecer un imposible, pero eso es lo que lo hace más atractivo aún. En un movimiento perpetuo, intentar sacar fotos que no salgan movidas, que puedan captar los momentos exactos: ya sea una imagen de dos personas posando o el gesto que dio inicio a la catástrofe. Pero, ¿cómo volver hacia algo que ya se movió, que no logró soportar la tentación de fluir como un río, como el aire, como un sentimiento o una duda? Hadges señala con precisión: «hay un segundo de conciencia / al saber / que uno está cayendo / de un bote que sigue/ el fluir del rio».

Si bien muchas veces las mejores respuestas se obtienen de preguntas que nunca se plantearon, este libro de poemas propone una búsqueda planificada, pensada y racional para encontrar sentidos en los grandes temas de siempre o en cada pequeño momento que gira alrededor de ellos. Como cualquier buena poesía, 8′ 17 acepta que no hay respuestas y cumple con lo que siempre hay que esperar: irse con más preguntas que en el momento previo a leer el primer poema.


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