Reseñas Caprichosas – «La soledad del tenista eliminado» de Manuel Podestá: al costado del camino los detalles se ven más claros

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El libro de poemas La soledad del tenista eliminado (Caleta Olivia, 2016) de Manuel Podestá propone un breve ensayo sobre la soledad que implica correrse dos pasos y todos los detalles que se pueden observar si uno se decide a hacerlo. Con un estilo directo y sin necesidad de recaer en metáforas y adjetivos rimbombantes, el autor deja que sean las propias circunstancias quienes demuestren su costado excéntrico y poético. ¿Qué más solitario que un tenista eliminado y a la vez tan cerca de la cancha donde ocurre lo más importante?


Sobre el autor

podesta-perfilManuel Podestá  nació en La Paz, Entre Ríos, en 1984. Vive en Paraná desde 2002, donde estudió Comunicación Social. En 2010 juntó con tres amigos inventó la editorial Ese es otro que bien baila, donde publicaron unos quince títulos de poetas jóvenes de distintas provincias del país. En 2012, junto a Julián Bejarano, creó el proyecto editorial Gigante. En diciembre de 2009 publicó su primer libro de poemas, Uruguayita (Eloísa Cartonera). En 2010, Valiant (Ese es otro que bien baila). En 2011, Superclásico (relatos, Ese es otro que bien baila). En el 2012, El día perfecto de la tierra será el último de todos (Gigante). Otras publicaciones: Imperio (La propia Cartonera, 2012), Los menos experimentados (Julieta Cartonera, Toulousse, 2012). Integra la antología 30.30, poesía argentina del siglo XXI, publicada en 2013 por la Editorial Municipal de Rosario.


Al costado del camino los detalles se ven más claros

La poesía y la narrativa contemporánea vienen demostrando hace ya varios años que no hace falta subirse a una torre de marfil para poder ver la realidad y escribir sobre ella. El poemario La soledad del tenista eliminado  de Manuel Podestá es una muestra de ello, donde con correrse a penas dos pasos ya es suficiente para ver una inmensidad de detalles que en el runún cotidiano solemos pasar por alto. Por ejemplo, puede leerse: «Estoy pensando/ que me entusiasma mucho más/ un pelotazo desde el fondo de la defensa de Patronatoque un tema de Pink Floyd».

(Leer nota relacionada: Editoriales Independientes #4 – Caleta Olivia: “De a poco surgen nuevas voces o editoriales que trabajan para que sea todo más federal”)

La figura del tenista eliminado para darle nombre a este libro (y que es fruto de un muy lindo tema de la banda Los licuados) es una de las elecciones más acertadas del autor: todos somos deportistas solitarios que ni bien perdemos y nos corremos de la vorágine del ritmo de los días podemos mirar todo con un poco más de atención y es ahí, quizás, donde la poesía asoma la cabeza. En palabras de Podestá: «Todas cosas que nunca suman nada,/ pero al menos nos desvían de los/ grandes problemas diarios».


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Con una primera sección conformada por prosas poéticas que describen distintas situaciones vistas desde una perspectiva diferente: demasiado extraña para ser de alguien que las vive, demasiado personal para ser de un extraño, el autor deja que sean los hechos, los objetos y las sensaciones quienes hablen por sí solas. El autor, con gran habilidad,  se encarga únicamente de marcar un ritmo narrativo preciso que refuerza los momentos poéticos. «Mujer embarazada petisa de yoguin entra al almacén y pide dos cigarrillos sueltos».

La segunda parte de La soledad del tenista eliminado contiene una selección de poemas del autor que reafirma la intención de la primera parte, agregándole más soltura y libertad a sus versos. Con paisajes cotidianos propios de pequeñas ciudades y barrios que se detienen a la hora de la siesta, todo parece ayudar a que los detalles sean vistos por Podestá y pueda manufacturarlos en su literatura. Así, cada personaje que aparece en sus versos posee su propio peso a pesar de sus breves cameos.

Con un tono a veces desolado y otro tanto optimista, Podestá crea su propio tiempo en La soledad del tenista eliminado. Los aspectos mínimos pasan al frente y las sensaciones se agrandan y encojen, según la respiración. El deporte solitario de la poesía, como el tenis, casi siempre nos vuelve esquiva la victoria, así que no nos queda otra que sentarnos al lado de la cancha con nuestro bolso a ver qué es lo que pasa durante el resto del torneo.


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