Entrevista a No Chilla: «Somos radicales en lo que hacemos»

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Reunidos por primera vez en 2005 por la inquietud de buscar nuevos modos de hacer percusión en Argentina, No Chilla surgió del encuentro de ocho músicos que llegaron a estudiar con Alejandro Oliva (director de La Bomba de Tiempo y percusionista de Pedro Aznar). Desde entonces, la banda comenzó a transitar nuevas rutas que fueron imprimiendo en su música un sonido contemporáneo y vanguardista que se diferencia de otras bandas de percusión improvisada de argentina.

Con más de diez años de trayectoria, No Chilla sigue manteniendo una peculiaridad: todos los instrumentos que tocan son de percusión (desde instrumentos percusivos melódicos hasta no convencionales). Después de haber transitado distintos escenarios como el taller de un escultor, el Teatro Ciego y una gira por Brasil, el 17 de noviembre en el Xigrú Espacio Untref, No Chilla presenta su nuevo disco Viamão, una co-producción con Sérgio Pererê, músico, cantautor y compositor brasileño.

No Chillla son: Christian Covre, Fernando Laser, Fernando Martinez, Matías Suarez, Dalmiro Villanueva, Nicolás Jalfen, Anabella Porta y Sebastián Scigliano.

 


—Después de tantos años de trayectoria, ¿qué cosas permanecen desde el inicio?

—Nos conocemos desde hace mucho y nos formamos todos con el mismo lenguaje, entonces hay cosas que compartimos desde muy pichones. Nos formamos juntos como grupo. Estudiamos composición, música africana, estudiamos, y todo eso va haciendo que tengamos una especie de amalgama, una especie de base muy común a todos.

—¿Y qué estructuras fueron modificándose?

—En lo musical cambiaron muchas cosas. Empezamos siendo un grupo que hacía percusión improvisada, como la mayoría de los grupos de percusión argentina. A mediados del 2000, con la Bomba de Tiempo, un montón de gente empezó a hacer eso, y nosotros nos formamos en ese lenguaje. Paulatinamente lo fuimos abandonando hasta que hace unos años decidimos dejar de improvisar, lo cual para un grupo de percusión es bastante peculiar. Lo que nosotros hacemos es componer música desde la percusión, pensamos la música que hacemos desde la composición. Alguien propone una idea de estructura de una música y la arreglamos entre todos, y lo hacemos con instrumentos de percusión nada más, lo que es un poco más raro.

—¿En qué se diferencian de otros grupos de percusión argentina?

—Algunos grupos de percusión incorporan instrumentos que no son de percusión. Ahí, me parece, nosotros somos bastante radicales porque toda la música que hace No Chilla la hace con percusión. Nos arreglamos para encontrar una cacerola en Fa sostenido. No incorporamos vientos ni bajos. Además, usamos instrumentos poco convencionales como instrumentos percusivos africanos, alguna percusión melódica y armónica, tocamos kalimbas, balafones, arpas de boca, berimbaos afinados, y eso hace que podamos generar armonías y melodías desde la percusión, lo que también es un poco raro.

Algunos grupos de percusión incorporan instrumentos que no son de percusión. Ahí, me parece, nosotros somos bastante radicales porque toda la música que hace No Chilla la hace con percusión. Nos arreglamos para encontrar una cacerola en Fa sostenido.

—Brasil parece ser un destino que los marca un montón, ¿cómo llegaron ahí?

—Conocemos un Brasil poco convencional. Ahí, en Curitiba, hay un taller de percusión muy conocido y dos integrantes de No Chilla se fueron a estudiar ahí con un percusionista bahiano, Marco Lobo. Cuando Marco se enteró de lo que estábamos haciendo y de los sonidos que estábamos buscando, los mandó a estudiar con un músico de Belo Horizonte, Mauricio Tizumba, que fue nuestro gran abridor de puertas en Brasil. Así empezamos a estudiar la percusión de Minas Gerais que no es muy conocida para los argentinos. Empezamos a tocar allá en una especie de festival de percusión mineira, y nos enamoramos de Belo Horizonte.

—¿Y cómo llegó Sérgio Pererê  a sus vidas?

—Mauricio Tizumba nos lo presentó porque se imaginó, por las cosas que hacíamos y por las cosas que hacía él, que podíamos llegar a combinar. Y así fue. Nos hicimos amigos, hicimos cosas juntos, tocamos juntos en Brasil, y en uno de los viajes que hicimos a Belo Horizonte, nos fuimos con la idea de grabar algo con él. Viajamos juntos un fin de semana entero a un pueblito que se llama Viamão, que es el nombre del disco, un pueblo en medio de la montaña, un lugar raro para lo que imaginamos de Brasil. Fuimos con algunas propuestas, Sérgio tenía otras, nos pusimos a tocar, y nos fuimos con seis temas grabados. En tres días había medio disco hecho.

—¿Cuál fue el reencuentro en el que terminaron de grabar el disco?

—A los 6 meses, Sérgio vino para Buenos Aires, fuimos 3 días a una quinta en Moreno y el proceso fue el mismo. Terminamos grabando todos los temas que tiene el disco. El también tiene una búsqueda rara. Es un brasilero que toca el charango, investiga mucho, le gusta mezclar cosas, es muy desprejuiciado para hacer música, y evidentemente combinamos.

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Mauricio Tizumba nos lo presentó porque se imaginó, por las cosas que hacíamos y por las cosas que hacía él, que podíamos llegar a combinar. Y así fue. Nos hicimos amigos, hicimos cosas juntos, tocamos juntos en Brasil, y en uno de los viajes que hicimos a Belo Horizonte, nos fuimos con la idea de grabar algo con él. Viajamos juntos un fin de semana entero a un pueblito que se llama Viamão (…) En tres días había medio disco hecho.

—¿Cómo fue grabar al aire libre?

—Era el mejor modo de hacerlo. Llevamos unos equipos de grabación móviles de registro de sonido muy sofisticado y de alta fidelidad. No tenía sentido encerrarse en un lugar alucinante, lleno de verde, de montañas y de pájaros. Armamos todo para grabar afuera y terminó saliendo eso. Era lo que la situación nos pedía. Nos pareció natural y lógico hacerlo ahí. En Moreno intentamos reproducir más o menos lo mismo, en un quincho al aire libre. Eso tiene dificultades porque la fidelidad no es la mejor, pero le agrega al disco mucha frescura y espontaneidad, que reproduce el espíritu que tuvimos nosotros Sérgio.

Primero, en agosto de este año, nos fuimos a Brasil a presentar el disco allá.  Viamão salió por un patrocinio de una compañía brasileña como un sistema de mecenazgo en el que participan empresas de allá con un importante volumen de dinero. El disco se presentó en ese proyecto y ganamos un financiamiento de Natura, empresa de cosméticos, que pagó la producción y la fabricación del disco. Ahora viaja Sérgio para acá y estamos presentándolo acá.

—¿Cómo ven la diferencia del primer disco, No Chilla, hasta Viamão?

—La verdad es que la diferencia es abismal. Crecimos muchísimo como grupo. Consolidamos una idea que en el primer disco aparece esbozada. Pero en Viamão, la idea está mucho más emprolijada, con más fundamentos. Hicimos un montón de cosas muy experimentales que nos cambiaron mucho la cabeza. Durante casi un año, tocamos en un taller de un escultor en donde hacíamos música con herramientas de esculpir, también tocamos en el Teatro Ciego haciendo espectáculos a oscuras, y eso afinó muchísimo la manera de pensar el sonido. Eso fue todo entre un disco y otro, y se nota en los resultados. Se percibe que hay una naturalidad en la manera de combinar los distintos instrumentos que antes no teníamos y ahora tenemos.

—En noviembre empezaron una gira por Argentina junto a Sérgio que termina el 17 en el Xigrú Espacio Untref. ¿Cómo están viviendo esa gira?

—Primero, en agosto de este año, nos fuimos a Brasil a presentar el disco allá.  Viamão salió por un patrocinio de una compañía brasileña como un sistema de mecenazgo en el que participan empresas de allá con un importante volumen de dinero. El disco se presentó en ese proyecto y ganamos un financiamiento de Natura, empresa de cosméticos, que pagó la producción y la fabricación del disco. Ahora viaja Sérgio para acá y estamos presentándolo acá.

—¿Cómo es la reacción del público ante No Chilla?

—Es interesante lo que pasa con el público. La mayoría de la gente que nos ve nos dice que nunca vieron una cosa así. El efecto de la novedad, en principio, se produce, y parte de nuestra búsqueda tiene que ver con eso. Sabemos que somos una banda no convencional, es algo que no suena habitualmente, y eso está bueno que pase. La principal devolución es esa. Después hay gente que la flashea más, hace viajes astrales con nuestra música, y después hay otros a los que no les interesa.


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Conseguí tus entradas para el 17 de noviembre.
Conseguí el disco en el Club del Disco. 

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