La acusación: un estado del absurdo

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La acusación es uno de los grandes estrenos de la semana. Se trata de la película hindú dirigida por Chaitanya Tamhane (ópera prima), que fue ampliamente reconocida y galardonada en todas partes del mundo (en el Festival de Venecia, en la Viennale, en el Festival Internacional de Singapur, en el Festival de Mumbai y también en la última edición del localísimo BAFICI, donde salió premiada como mejor film y Vivek Gomber como mejor actor).

Narayan Kamble (Vira Sathidar) es poeta, músico, profesor y activista político. Además de transmitir su filosofía entre los alumnos que asisten a su taller de poesía e imprimir numerosos libros y panfletos para repartir entre los habitantes de su pueblo, él dedica gran parte de su tiempo a las actuaciones públicas en distintos eventos culturales, donde aprovecha para presentar sus poemas y canciones junto a un grupo de discípulos en las calles de Mumbai. Ya en las primeras escenas presenciamos la detención de Narayan en medio de una de sus presentaciones. Poemas con versos acerca de la libertad y… ¡marche preso! Este es el punto de viraje que determina el desplazamiento del foco narrativo desde Narayan a Vinay Vora (Vivek Gomber), su abogado. A partir de la detención, el personaje del viejo permanecerá relegado hasta el final, y pasarán a primer plano tanto su abogado defensor como así también –aunque en menor medida– la fiscal que representa al Estado (Geetanjali Kulkami) y el juez Sadavarte, quien preside el juicio (Pradeep Joshi).

Puede decirse entonces que el corazón de la trama de esta pieza cinematográfica es el mismo proceso judicial que atraviesa Narayan Kamble. Por empezar, el delito que se le imputa al acusado es lo suficientemente ambiguo como para poner en cuestión su transparencia, y empezar a sospechar que detrás de esos presuntos cargos se oculta el más injusto acto de censura. Al poeta se lo acusa de haber incitado al suicidio a un obrero de las alcantarillas a través de sus poderosos versos. Narayan niega conocer al hombre en cuestión o a su familia, y también haber escrito los poemas citados por la fiscal. Sus discípulos lo defienden a capa y espada; las declaraciones de los testigos resultan bastante dudosas y el testimonio de la viuda del suicida revela cierta negligencia en las maniobras  que el fallecido llevaba a cabo en los submundos de las alcantarillas.

La película de Tamhane narra con minuciosa destreza los pormenores de un juicio injusto desde nuestros ojos occidentales, pero perfectamente concebible en un país como India. El relato se extiende desde la aprehensión de Narayan hasta el veredicto final y un poco más allá, con el epílogo de las anheladas vacaciones del juez y el nuevo desafío del poeta. La totalidad del juicio está repleto de trámites y numerosos procesos burocráticos, desde la interminable lectura de los cargos hasta lo propio en el momento de la sentencia final. Así, los ambientes donde se desarrolla el juicio y el proceso mismo, no parecen tener ninguna relación con los seres de carne y hueso que transitan por las salas de esos fríos establecimientos de paredes blancas y luces tenues.

Lo más destacable de un relato  muy bien equilibrado –aunque por momentos algo estático– resulta  ser la distribución y compensación de la densidad dramática entre los distintos (y pocos) personajes que aparecen en escena. Al principio se le otorga mayor relevancia a la vida bohemia del abogado, un hombre de ideas progresistas y fuertes convicciones que padece la ostentosa existencia de sus padres, apostando a una tensión permanente e intentando desprenderse de su estilo de vida en cada oportunidad que se le presenta. Más adelante, el director pone en relieve el personaje de la fiscal, una mujer más bien conservadora y rígida, que lleva una tranquila vida en familia y cuyos intereses parecen estar en las antípodas de los de su colega. Finalmente, se nos abre una pequeña ventana hacia la vida del juez, un hombrecito de familia que parece estar más preocupado por el inicio de sus vacaciones que por los destinos de quienes se sientan en le temible banquillo.

Esta película tiene, por supuesto, raíces kafkianas. En el aire da vueltas lo más gris, denso y absurdo de los procesos burocráticos del Estado. Es en el terreno de la ley donde se dirimen las suertes y los destinos de los hombres, pobres seres desdichados sin capacidad alguna para oponerse a la prisión y la sentencia, excepto, claro, por la poesía.

Esta película tiene, por supuesto, raíces kafkianas. En el aire da vueltas lo más gris, denso y absurdo de los procesos burocráticos del Estado. Es en el terreno de la ley donde se dirimen las suertes y los destinos de los hombres, pobres seres desdichados sin capacidad alguna para oponerse a la prisión y la sentencia, excepto, claro, por la poesía.

FICHA TÉCNICA
Título original: Court
País: India
Año: 2014
Guión y dirección: Chaitanya Tamhane
Reparto: Vira Sathidar, Vivek Gomber, Geetanjali Kulkami, Predeep Joshi, Usha Bane, Shirish Pawar
Duración: 116 minutos

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